“Si se deja morir el periodismo, será como dejar morir nuestra
democracia”. Esta afirmación corresponde a los profesionales que día a día se
desvelan por hacernos llegar la noticia y la información con veracidad y de
forma independiente y objetiva. Sin embargo, lleva visos de convertirse en
realidad. La prensa y los medios de comunicación en general están atravesando
muy mal momento. Las cifras hablan por sí solas.
Desde el inicio de la crisis económica son más de 70 medios de comunicación
los que se han visto abocados al cierre.
Entre ellos, ‘El Adelanto’ de Salamanca, tras 130 años en la calle. La
caída de los ingresos de explotación está haciendo estragos. La publicidad en
estos últimos cuatro años se ha reducido a la mitad, pero las ventas han caído
en el último año más de un 6 por ciento.
Esta situación está arrastrando a una importante pérdida de empleo en
el sector. Desde que comenzó la crisis se han perdido más de 8.000 puestos detrabajo, de los cuales casi la mitad se han destruido en el último año. La
profesión periodística y el resto de los profesionales de la comunicación sufren
un deterioro notable de las condiciones laborales. Las retribuciones son muy
bajas y en algún caso indignas, cuando existen, que no siempre se da esa
circunstancia.
Los periodistas y profesionales
de la comunicación tienen derecho a unas dignas condiciones de trabajo, tanto
en lo que se refiere a la retribución, como a las circunstancias materiales y
profesionales en las que debe desempeñar su tarea.
La calidad del periodismo se está resintiendo. Hoy, más que nunca, la ciudadanía necesita
mecanismos eficaces que garanticen el acceso a una información más veraz,
plural y completa. Y, de esta forma, garantizar la posibilidad de ejercer su
derecho a la información y a la comunicación
Es necesario manifestar un rechazo frontal a todos los medios de
comunicación públicos o privados que anteponen otros intereses espurios al
derecho a una información independiente y veraz que necesitan los ciudadanos
para ser libres y soberanos.
Se necesita un pacto entre los actores implicados con la implicación,
colaboración y apoyo de las diferentes administraciones estatales y órganos
institucionales afectados.
No se puede esperar más. El Gobierno debe liderar y abordar la
elaboración de un Libro Blanco sobre la situación de la prensa en España en
colaboración con las asociaciones sindicales y profesionales del sector.
Facilitar la transición tecnológica del sector y elaborar un plan que permita
dinamizar el mercado de los profesionales del periodismo y mejorar las
condiciones laborales. Y, mientras la crisis muestre sus efectos más violentos,
impulsar acuerdos sociales que eviten los despidos en el sector.
El hundimiento de la prensa afecta directamente a los pilares de
nuestra democracia, a cuya construcción con ejemplaridad han contribuido los
medios de comunicación, y la profesión periodística. ¡No dejemos morir el
periodismo! Sin periodistas no hay periodismo. Sin periodismo no hay
democracia.