El PP está prisionero de su propia estrategia política en materia de
terrorismo. La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que anula la
doctrina Parot ha puesto en entredicho al Gobierno y al propio PP, que a lo
largo de estos últimos años no han tenido ningún problema para utilizar
instrumentalmente el terrorismo en beneficio propio, sin ningún tipo de
escrúpulo.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha considerado ahora ilegal la
aplicación retroactiva de esta nueva doctrina del Supremo aplicada desde el
2006. Más de 90 etarras y otros presos conexos pueden quedar en libertad en los
próximos días y meses. Una sentencia que es muy difícil que entiendan las
víctimas y la gente de buena fe, pero que era esperada desde hace tiempo por
expertos, juristas y los propios dirigentes del PP.
El Código Penal fue modificado en el 95 por el Gobierno socialista,
pero hasta ese momento se permitía la rendición de penas. La doctrina asentada
por el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional es difícil de entender
incluso para los que no somos expertos en materia jurídica. Es incomprensible
que se tardara tanto en modificar el Código Penal del 73. No lo hizo el Gobierno
de la UCD en la época de mayores asesinatos y el Gobierno de Felipe González
tardó en reaccionar. Ello ha dado lugar a que el coste de un asesinato en tempo
de prisión haya sido equivalente durante mucho tiempo al de tres, cinco u ocho
cometidos por la misma persona. ¡Increíble!, pero ajustado a derecho.
Ahora Rajoy y los suyos se han encontrado atrapados en la
manifestación convocada por las asociaciones de víctimas al contar el
terrorismo en su propia estrategia. El PP, que había siempre controlado y
utilizado estas asociaciones en beneficio propio, ahora se encuentra que la
sentencia que debe acatar como Gobierno se opone radicalmente a todo lo que
prometió y defendió en materia de terrorismo. Cambiar el mensaje de la noche a
la mañana no es fácil; o si lo prefieren, dejar de tomar el pelo a muchos españoles
de buena fe que los creyeron a pies juntillas no se consigue cuando interesa.
Es normal que les hayan abucheado en la manifestación convocada en Madrid. No
se puede estar en misa y repicando. Y todo ello a pesar de que la cúpula de la
Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) tiene estrechos contactos con el
PP, incluso laborales.
En el colmo de los colmos, el PP de Rajoy ha querido hacer ver a los
españoles que ellos siguen siendo los mismos. Tiene una mano derecha –el partido-
y otra izquierda –el gobierno-, que no se enteran la una de lo que hace la
otra. Así el Gobierno acata la sentencia, pero el partido y el ministro de Justicia
se indignan. La coherencia en el PP es un valor a la baja. Todo vale para
persuadir a la opinión pública de su populismo. Lo mismo ha hecho con el
aborto. Con Educación para la Ciudadanía u otros temas afines.
Lo peor para ellos está por llegar. Antes o después, el Gobierno del PP tendrá
que afrontar el desarme y entierro de la banda terrorista ETA. La normalización
del País Vasco no puede esperar, salvo riesgo de que vuelvan a producirse
acciones no deseadas. La ambigüedad calculada del presidente del Gobierno y su
partido tiene los días contados, si de verdad quieren dar respuesta al
problema. La situación provocada por la manifestación hubiese sido una
magnífica oportunidad para pasar hoja y mirar al futuro. Y es que algunos son
esclavos de sus propios oportunismos y prisioneros de su estrategia política.