domingo, 27 de octubre de 2013

Prisionero de su estrategia



El PP está prisionero de su propia estrategia política en materia de terrorismo. La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que anula la doctrina Parot ha puesto en entredicho al Gobierno y al propio PP, que a lo largo de estos últimos años no han tenido ningún problema para utilizar instrumentalmente el terrorismo en beneficio propio, sin ningún tipo de escrúpulo. 

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha considerado ahora ilegal la aplicación retroactiva de esta nueva doctrina del Supremo aplicada desde el 2006. Más de 90 etarras y otros presos conexos pueden quedar en libertad en los próximos días y meses. Una sentencia que es muy difícil que entiendan las víctimas y la gente de buena fe, pero que era esperada desde hace tiempo por expertos, juristas y los propios dirigentes del PP. 

El Código Penal fue modificado en el 95 por el Gobierno socialista, pero hasta ese momento se permitía la rendición de penas. La doctrina asentada por el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional es difícil de entender incluso para los que no somos expertos en materia jurídica. Es incomprensible que se tardara tanto en modificar el Código Penal del 73. No lo hizo el Gobierno de la UCD en la época de mayores asesinatos y el Gobierno de Felipe González tardó en reaccionar. Ello ha dado lugar a que el coste de un asesinato en tempo de prisión haya sido equivalente durante mucho tiempo al de tres, cinco u ocho cometidos por la misma persona. ¡Increíble!, pero ajustado a derecho.

Ahora Rajoy y los suyos se han encontrado atrapados en la manifestación convocada por las asociaciones de víctimas al contar el terrorismo en su propia estrategia. El PP, que había siempre controlado y utilizado estas asociaciones en beneficio propio, ahora se encuentra que la sentencia que debe acatar como Gobierno se opone radicalmente a todo lo que prometió y defendió en materia de terrorismo. Cambiar el mensaje de la noche a la mañana no es fácil; o si lo prefieren, dejar de tomar el pelo a muchos españoles de buena fe que los creyeron a pies juntillas no se consigue cuando interesa. Es normal que les hayan abucheado en la manifestación convocada en Madrid. No se puede estar en misa y repicando. Y todo ello a pesar de que la cúpula de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) tiene estrechos contactos con el PP, incluso laborales.  

En el colmo de los colmos, el PP de Rajoy ha querido hacer ver a los españoles que ellos siguen siendo los mismos. Tiene una mano derecha –el partido- y otra izquierda –el gobierno-, que no se enteran la una de lo que hace la otra. Así el Gobierno acata la sentencia, pero el partido y el ministro de Justicia se indignan. La coherencia en el PP es un valor a la baja. Todo vale para persuadir a la opinión pública de su populismo. Lo mismo ha hecho con el aborto. Con Educación para la Ciudadanía u otros temas afines.

Lo peor para ellos está por llegar. Antes o después, el Gobierno del PP tendrá que afrontar el desarme y entierro de la banda terrorista ETA. La normalización del País Vasco no puede esperar, salvo riesgo de que vuelvan a producirse acciones no deseadas. La ambigüedad calculada del presidente del Gobierno y su partido tiene los días contados, si de verdad quieren dar respuesta al problema. La situación provocada por la manifestación hubiese sido una magnífica oportunidad para pasar hoja y mirar al futuro. Y es que algunos son esclavos de sus propios oportunismos y prisioneros de su estrategia política.


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