Se
cumple el 35 aniversario de la Constitución española. Quizá su efemérides más turbulenta
en su larga vida. En la celebración del 26 aniversario en la provincia de
Segovia –cuando la Delegación del Gobierno ejercía con responsabilidad la
representación del Estado y hacia patria con sentimiento- contamos con la
presencia de uno de los siete padres de la Constitución, Gregorio Peces-Barba,
ya fallecido. Peces-Barba en el acto de homenaje a la Carta Magna en el Palacio
de Mansilla resaltó la importante contribución del texto constitucional al
bienestar de España y abogó por reformarla para garantizar la igualdad de
acceso de la mujer a la Corona. Una pequeña reforma como él la calificó.
Han
pasado nueve años. Y en estos nueve años la constitución ha envejecido a un
ritmo frenético. La crisis y los efectos de la ‘globalización’ han contribuido
a ello. Hoy contamos con casi cinco millones de españoles en paro. Muchas
familias están pasando auténticas dificultades para poder llevar una vida
digna. Y comprueban atónitos como el Gobierno no solo recorta derechos
sociales, laborales y libertades, sino
que se ceba también en retirar las ayudas para quienes más las necesitan:
parados, dependientes, excluidos sociales… Hoy día a día se quiebra la cohesiónsocial. Los ricos son cada vez más ricos y los pobres empobrecen día a día más.
La desafección hacia la política y los políticos crece de manera preocupante
para nuestro sistema democrático.
Hoy
más que nunca se requiere un planteamiento solidario ante los efectos de la
crisis económica. Es necesario garantizar constitucionalmente derechos básicos
e impulsar una gran reforma fiscal que contribuya a la redistribución
equitativa de la riqueza en nuestro país.
Para
evitar las disfunciones y tensión del actual Estado autonómico que estamos
viviendo -en especial en Cataluña- es necesario buscar un amplio acuerdo
político y social para diseñar un nuevo modelo territorial que garantice la unidad
y la cohesión del Estado, lo que conllevará una profunda reforma del texto
constitucional.
En
materia de derechos y libertades la sociedad ha evolucionado mucho en estos
años. Es necesario reforzar nuevos derechos y garantizar las libertades
públicas ante las potenciales veleidades de quienes se pueden llegar a
considerar con soberanía plena por la coyuntura electoral del momento. Se ha de
profundizar en la trasparencia de las instituciones de todas aquellas
instituciones que reciban fondos públicos por respeto a los ciudadanos. Al
mismo tiempo, el Estado ha de garantizar los derechos y el ejercicio de la
libertad religiosa de toda la ciudadanía en condiciones de igualdad.
El
balance de estos 35 años de democracia es muy positivo. España ha conseguido
las mayores cotas de libertad e igualdad, y el periodo más largo de convivencia
pacífica de su historia. Ahora es necesario buscar un amplio consenso para
adaptar la Constitución
de 1978 a
la experiencia acumulada y a la realidad del siglo XXI, lo que permitirá que
las próximas generaciones reciban un marco constitucional de convivencia mejor
dotado para afrontar los retos del futuro.
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