El
Gobierno de España se ha visto obligado a retirar el copago sanitario de
ambulancias no urgentes (las que usan los enfermos crónicos) y prótesis, como
sillas de ruedas, bastones y otros. La ministra de Sanidad, Ana Mato, y Rajoy
han retirado las medidas tras la desautorización de las comunidades autónomas,
propias y ajenas, con un tal Herrera de Castilla y León a la cabeza, y la
plenipotenciaria secretaria general del PP y, en sus tiempos libres, presidenta
de Castilla La Mancha,
la Sra. Cospedal.
Ella llegó a anunciar que no lo retiraba, sino que dada su sobrevenida
sensibilidad social, entendía que afectaba fundamentalmente a los más
desfavorecidos, razón por la cual asumía su financiación la Comunidad Autónoma.
Después de la decisión de la languideciente Ana Mato no ha hecho falta. Un gran
dislate desde sus orígenes, que pone de manifiesto una vez más los palos de
ciego que viene dando el PP no solo en el Gobierno, sino ya desde su valoración
de las políticas en la oposición.
El
copago farmacéutico modificado por el RDL 16/2012, modificado al alza en 2013, ha supuesto un
importante incremento de la aportación de los ciudadanos al gasto farmacéutico.
Se estima que ha representado un repago de algo más de 6 puntos, aportación hecha
casi exclusivamente por los pensionistas. Ello
representa a su vez un 0.5 por ciento de la masa salarial de esas
pensiones. Políticamente es de una
insensibilidad inaceptable. Cuando a los pensionistas se les incrementa la
pensión un 0.25 por ciento, el Ministerio que se ocupa de lo social y que
también se ocupa de incrementar el copago a los pensionistas, en vez de
defenderlos con uñas y dientes, les aplica una revisión de ese copago seis
veces mayor que la aplicada a las pensiones.
El copago y los recortes
se están imponiendo a golpe de mayoría absoluta. El Consejo de Estado ha desenmascarado al Gobierno al dictaminar que ni
generan el ahorro estimado ni tienen la eficacia sobre lo que se ha sustentado
su puesta en marcha. La ministra Mato,
guiada por su doctrina neoliberal, ha vuelto a dar señales de incompetencia y,
lo que es peor, ha generado miedo e incertidumbre en los que reciben los
servicios: personas mayores, por lo general, con dolencias crónicas, nivel de
renta medio-bajo, en núcleos dispersos y sometidos a tratamientos de diálisis o
cáncer, en un clima extremo. Al menos así es en mi tierra, Castilla y
León.
EL
PP, con Rajoy al frente, aprovechando su aparente fortaleza política sigue
aprobando leyes y reformas en contra de todos. El rechazo social no se ha hecho
esperar. Rechazo que se extiende a la negativa de muchas comunidades autónomas
–tanto del PSOE como algunas del PP- a aplicar el copago, así como la posición
activa de todas las fuerzas políticas, excepto el partido del Gobierno,
anunciando que en el caso de gobernar derogarán esta normativa.
El
copago es la mejor representación de la prepotencia de un gobierno en la
aplicación de sus políticas. El hartazgo social es evidente. Prueba de ello es
la rebelión del barrio del Gamonal de Burgos. Rajoy debe corregir sus
despropósitos siendo la línea marcada por la retirada del copago de ambulancia
y prótesis. De lo contrario, seguirá perdiendo poco a poco esa mayoría social
que tuvo y ya no tiene.
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