Cuando escribo estas líneas, unas horas antes de que dé
comienzo la final de la
Champions 2014, podemos afirmar que hay unos claros ganadores
de este encuentro: los madrileños. Por primera vez la final se juega entre dosequipos de la misma ciudad. Madrid ha tenido el honor de situarse este año en
la cima del fútbol, si es que alguna vez dejó de estarlo. Cuando termine de
escribir el artículo después de celebrada la final, el ganador estará decidido.
Pero en estos momentos no es fácil vaticinar quién lo hará. Con toda seguridad
será un castizo.
Como afirmó el exjugador del Real Madrid y ganador de seis
copas de Europa, Paco Gento, cuando se le preguntó quién deseaba que ganase la Champions de este año,
tras la contestación de rigor, afirmó que el Real Madrid ya ha ganado nueve
copas, sin embargo, el Atlético de Madrid no ha ganado ninguna, con lo cual si
la ganan su ilusión será enorme y marcará un hito. Porque ya ha sido mala pata (es
broma) que a la final hayan llegado dos equipos españoles. Eso sí, con uno
todos los españoles de buena fe estaríamos con él, pero así es más complicado.
Yo confieso que tengo mi favorito.
Si el resultado se pudiese predecir basándose en la
plantilla y su valor cuantificado en términos económicos, la respuesta sería
clara y blanca. Pero en el fútbol, lo mismo que en otras facetas de la vida, la
lógica lineal no siempre funciona. Creer en la victoria es un gran paso para
poder conseguirla. Seguro que ambos equipos están convencidos de sus
posibilidades y de su victoria. Sin embargo, la trayectoria de la última liga y
de la propia Champions hasta la final pone de manifiesto que el Atlético deMadrid ha trabajado poderosamente su autoestima y sus ganas de triunfar, con un
entrenador que hace de motor del estímulo y sabe en cada momento motivar a sus
jugadores y buscar la táctica adecuada para cada equipo. Lo que sitúa al Atlético
como un rival nada desdeñable.
El Real Madrid tiene una excelente plantilla. Hace 12 años
que no gana la Champions
y su leyenda le convierte en favorito. Sin embargo, la autocomplacencia de su
afición en la creencia del triunfo puede ser muy negativa para la motivación de
unos jugadores que han dado pruebas durante la temporada de moverse a impulsos,
salvo la excepción de Ronaldo, jugador competitivo donde los haya. Pero, al
igual que a veces se muere de éxito, también la sensación de éxito te puede
llevar a la derrota.
En el fútbol, como en otros deportes, se reproducen las
actitudes de la vida. La confianza en uno mismo, el trabajo, el afán de
superación y el espíritu competitivo colocan siempre en la competición en una
posición favorable. En el fútbol, también, sin despreciar la técnica. Esta
tarde-noche lo veremos. Espero no equivocarme.
Utilizando la simbología social, el Madrid representa a la
élite y el Atleti al pueblo llano. Ambos son castizos, sin duda, pero los
barrios de referencia del Madrid no son los mismos que los del Atleti. Perdonen
la simplicidad y sobre todo a aquellos atléticos y madridistas que viven en
territorio comanche, pero a veces una imagen vale más que mil palabras. Uno
está donde está. De ahí mi favorito. ¡Veamos el partido!
En la primera parte se confirman mis sensaciones. El hecho
de que el Atlético de Madrid vaya ganando por uno a cero no es casualidad. Va a
por el partido y va a más. Está más en el objetivo que el Real. Veamos que pasa
en esta segunda parte.
Hemos renunciado en gran parte de la segunda parte a ganar.
Nos hemos puesto a la defensiva y la renuncia nos puede costar cara. Ahora, no
puedo entender de dónde salen los cinco minutos de regalo. Me temo que tras la
media hora de prórroga vamos a penaltis. ¡Qué pena no haber rematado! Volvemos
a las andadas de hace cuarenta años.
Final totalmente injusto. El Atlético no se merecía esto.
Pero tiene mucho mérito. Al final el señorito ha impuesto su pauta. ¡No
pudo ser!