En las próximas elecciones europeas del día 25 nos jugamos la forma de afrontar la crisis. Si seguimos por la senda de Merkel y
Rajoy que ha hundido Europa y ha hecho que la pobreza vuelva a este continente,
o tomamos el camino de Obama que ha llevado a EEUU a la recuperación.
La crisis económica ha tenido efectos devastadores
para todos los países occidentales, sin embargo los indicadores económicos
destacan que EEUU ha puesto en marcha recetas que hasta el momento han conseguido
aliviar mucho más sus efectos negativos. Así, mientras en la Unión Europea hay
actualmente 26 millones de personas en paro, con una tasa de desempleo del 11
por ciento de media -en España 27-; en Estados Unidos la tasa de paro no llega
al 7 por ciento. Y, según las últimas previsiones de la OCDE, el crecimiento de
EEUU se disparará en 2015 hasta el 3,5 por ciento, mientras el de la zona euro
se quedará en la mitad el 1,8 por ciento.
En un primer momento la respuesta política a la
crisis de los gobiernos de los 20 países más importantes del mundo, a través
del G-20, marcó un camino claro: estímulos económicos para la reactivación de
la economía productiva; nuevos mecanismos de control y regulación de los
mercados financieros; refuerzo de la innovación científica y tecnológica, así
como de las industrias relacionadas con el medio ambiente y las políticas
activas de empleo.
Ese fue el camino que se siguió hasta la crisis de
la deuda griega en 2010. A partir de ese momento Europa cambió drásticamente de
política, bajo el mandato imperativo de Alemania, apostando por la austeridad a
ultranza que ha asfixiado la posibilidad de crecimiento, ha producido una
devaluación social y ha precarizado el trabajo, aumentando la desigualdad
social y condenando al 24 por ciento de los europeos a la pobreza o exclusión
extrema. El euro ha estado al borde del precipicio y se ha abierto una
importante brecha entre los países del Norte y del Sur. Pero los grandes
paganos están siendo los jóvenes. En algunos países como el nuestro la tasa de
paro juvenil supera el 55 por ciento.
El gobierno del presidente Obama en EEUU mantuvo la
política de reactivación económica marcada por el G-20. El resultado es que la
economía norteamericana está creciendo por encima del ocho por ciento y ha
creado ocho millones de puestos de trabajo desde 2009. En Europa se han
destruido en ese tiempo siete millones de puestos de trabajo –más de un millón
solo en España-.
Para los conservadores europeos, con la Sra Merkel
al frente y la subordinación de dirigentes como el Sr. Rajoy, las reformas
económicas consisten en recuperar competitividad relativa reduciendo salarios y
aumentando el desempleo; es decir, que menos personas hagan lo mismo y por
menos dinero. Para los progresistas, la salida de la crisis pasa por la
reactivación económica, incrementando la capacidad innovadora y competitiva de sus
empresas, elevando los fondos de empleo juvenil siguiendo las directrices de la
OIT y haciendo un ajuste anual del déficit no superior al 0,5 por ciento del PIB.
En estas elecciones europeas los ciudadanos pueden
decidir si seguimos con las actuales políticas de recortes sociales,
devaluaciones salariales y precarización laboral, defendiendo los intereses de
los países del Norte de Europa, como Alemania, Holanda, Austria o Finlandia; o
si cambiamos de rumbo hacia las políticas económicas de crecimiento, calidad en
el trabajo y cohesión social, defendiendo los intereses de los países del Sur,
como el nuestro.
En estas elecciones no solo se decide sobre temas coyunturales,
sino que deciden sobre el mismísimo futuro de Europa que queremos. Se decide si
seguimos como estamos gracias a las políticas de la Sra. Merkel, seguidas a
pies juntillas por Rajoy, o nos apuntamos a las políticas de Obama. Los
resultados ahí están. Ustedes tienen la palabra.
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