Aquel “conseller en cap” del
honorable presidente de la Generalitat, el Sr. Pujol, que tanto prometía
y que destacaba por su planta chulesca y altiva, ha devenido en un auténtico
esperpento político, al igual que su mentor. Y no es descartable que su
trayectoria acabe convergiendo en algún proceso similar. Su catalanismo
patriota no les ha impedido a sus familias tener a buen recaudo fondos en el
extranjero.
Artur Mas ha ido de mal en peor. Mal gobernante y mal gestor, ha
llevado a su pueblo a un callejón sin salida que terminará generando grandes
tensiones sociales en Cataluña. En
ningún momento tuvo el coraje de abordar la crisis con valentía. Ante el fuerte
rechazo social experimentado por sus recortes sociales acabó acudiendo al recurso
del nacionalismo catalán, con el único
objeto de desviar la atención sobre la gestión de su gobierno.
Su gran apuesta, el referéndum del 9-N para preguntar si los catalanes
quieren un Estado, y en este caso si ha de ser independiente, ha sido un gran
fiasco. Una apuesta de farol de la que no sabe cómo salir, una vez que el
Tribunal Constitucional lo ha declarado, como era lógico y él era consciente
desde el primer momento, no ajustado a derecho. El simulacro de consulta
alternativo que ahora propone no deja de ser un episodio más de su
languidecimiento político.
Mas y sus socios independentistas están haciendo mucho daño a Cataluña
e indirectamente a España. De los otros era difícil esperar alguna propuesta
que no pase por su rencor y sus
espectáculos teatrales poco finos en el corazón de la política española, como a
ellos les gusta decir.
En un momento en que la unidad de mercado es más necesaria que nunca
para hacer frente a la crisis, el gobierno de CiU no ha dado ninguna muestra de
sensatez. El presidente de la Generalitat se ha dedicado en este tiempo a
“jugar a la política” y a crear las condiciones para que la inversión se aleje
de Cataluña y el bienestar de su ciudadanos empeore, así como a cuestionar la
caja única de la Seguridad Social con su consiguiente riesgo para las pensiones
y los servicios sociales de los mayores. Impresentable, simplemente
impresentable, mas cuando Mas y su correligionarios dan lecciones de buena
gestión y práctica política en todo momento en el Parlamento.
Mas tiene que abandonar la política más pronto que tarde. Por dignidad,
debiera presentar su dimisión y convocar elecciones. Es mucho el daño que ha
hecho y serán muchos los años que Cataluña y sus gentes tarden en superar esta
situación, tanto de convivencia como de deterioro económico. Para Cataluña solo
hay una salida política: un nuevo marco de convivencia asociado a una
constitución de corte federalista, como propone el PSOE. Aún así, será difícil
superar esta crisis de identidad que tiene Cataluña, y cuyo responsable será
juzgado por la historia. No cabe duda que el problema cada día que pasa con Mas
va a más.
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