lunes, 13 de julio de 2015

A por el voto como sea…



La reciente conferencia política del PP ha puesto de manifiesto una vez su nerviosismo ante las próximas elecciones generales. El general Rajoy sigue dando tumbos en la táctica de la “batalla política” desde las últimas municipales y autonómicas. Yo diría que está más bien perdido. Primero anunció una amplia renovación de su Gobierno y de la cúpula del PP, después la tramitación de más de 40 proyectos legislativos antes de que termine la legislatura y, por último, la aprobación de los presupuestos de 2016 antes de disolver las Cortes.

Rajoy se mueve más en el ámbito del maquillaje político que en el diseño de propuestas reales para impulsar la economía y el bienestar del país. A estas alturas del curso cuatrienal es muy difícil que apruebe el examen. No se puede hacer en cinco meses lo que no se ha hecho en cuatro años. Él lo sabe, pero trata de ir a por el voto de los españoles como sea. Y para ello vale todo. Incluida la mentira, que ha sido su factor común denominador de esta legislatura. El proyecto del PP es un proyecto de poder, no de Estado.

Los numerosos proyectos de ley que en estos días estamos tramitando en el Parlamento carecen de sentido. Tiene como finalidad la búsqueda de titulares y trasladar a los españoles la imagen de un gobierno reformista y centrado en dar respuesta a los problemas estructurales diversos ámbitos funcionales. La realidad es muy distinta.

En estas últimas semanas he sido ponente de los proyectos de ley de Ferrocarriles y Carreteras y la tramitación ha sido penosa. Las ponencias se han constituido testimonialmente y ambos proyectos se han tramitado en una comisión con capacidad legislativa plena en menos de dos horas y media. Pero, además, su contenido era inconsistente, más propio de desarrollo reglamentario y no daba respuesta a los grandes problemas de sector. El Consejo de Estado lo puso de manifiesto, pero el Gobierno del PP va a piñón fijo e impone su mayoría absoluta en las Cortes. Con otros proyectos de ley está ocurriendo lo mismo.

Todo indica que la misma línea va a seguir en la elaboración precipitada este verano de los Presupuestos Generales del Estado de 2016. Van a convertir el presupuesto en una herramienta de acción electoral y populista. De hecho ya han comenzado con el anuncio de la rebaja del IRPF o del precio de la luz. A partir de septiembre los anuncios se multiplicarán, favorecidos por el control que ejercen sobre los medios públicos y privados.

En el ámbito orgánico, Rajoy dice que en el futuro habrá primarias, aunque no las denomine así, y se ha limitado a designar cuatro vicesecretarios generales. Maquillaje una vez más y pavoneo, que para eso cuenta con un nuevo líder emergente, un tal Casado, que tiene como referentes a Ronald Reagan y a Sarkozy, y está encantado de haberse conocido. En definitiva, mucha superficialidad y poco proyecto. 

En esta nueva etapa final del Gobierno del PP no falta la referencia al miedo. Los mismos que prometieron sacar a España de la crisis con el mero hecho de solo llegar al poder, los mismos a los que no les importaba que cayese España con tal de acceder al poder, los mismos que no tuvieron ningún problema en prometer lo que sabían que no era posible, ahora van a por el voto como sea. Y para eso vale todo. Incluso otra vez más el filibusterismo político, la mentira y el miedo.  


       



  

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