Difícil, muy difícil se presenta el nuevo año. Los efectos de la crisis siguen presentes en
los bolsillos de una gran parte de los españoles. Y muchos de ellos aún siguen en
una situación extrema, sin ver la salida del túnel. Para ellos no hay luz, de
ahí la importancia de situarlos en el primer objetivo de la acción política.
Las expectativas no son muy halagüeñas. Al menos las políticas. España
necesita un Gobierno estable con sensibilidad social, pero que sea capaz de
crear riqueza para redistribuirla con políticas fiscales. Lo ideal sería un Gobierno
de izquierdas que diese respuesta a una mayoría social y sociológica de nuestro
país.
Todo indica que esa empresa será imposible. El nuevo o los nuevos
partidos emergentes de la autodenominada izquierda, o sea los Podemos, lo harán
imposible. Se vuelven a reiterar en la necesidad de priorizar por encima de
todo el “derecho de decisión de Cataluña”. Un planteamiento que establecen en
realidad para hacer imposible cualquier pacto de izquierdas.
Podemos tiene un solo objetivo: perpetuarse como partido referente de
la izquierda y pulverizar al PSOE. Sólo les interesa el poder. Y para ello vale
todo. Hemos comprobado cómo en un breve periodo de tiempo se han reconvertido en un partido capitalista,
socialdemócrata y europeísta, cuando venían de las antípodas. Lo que aún no ha
reprobado es su carácter populista y oportunista. Que irá a más. No son un
partido de Gobierno; son un partido de poder. Un poder que quieren para ellos,
no para transformar y contribuir a una sociedad más igualitaria y próspera.
Ante esta situación, y en el hipotético caso de que no cambie, sólo
queda buscar lo mejor para nuestro país. No será fácil, pero no imposible.
Primero crecer, después distribuir y, por supuesto, garantizar la unidad y
soberanía de España. Quien no sepa estar a la altura de las circunstancias será
su problema.
Por lo demás, el nuevo año comienza como terminó. El Gobierno sigue con
su táctica electoralista y populista. Nos ha anunciado que bajará la luz –aunque
todo indica que en menos de dos meses habrá repunte-, los peajes de autopistas y las tasas de aeropuertos, y
alguna cosa más. Bienvenidas sean esas rebajas, pero el problema es que tienen
trampa. Al final se acaba resarciendo a las compañías aéreas y a las
concesionarias de autopistas por otras vías que acabamos pagando todos los
españoles y que merman nuestra capacidad adquisitiva.
Para el Gobierno del PP todo sigue igual. Sigue velando armas por lo
que pueda pasar. Todo indica que unas hipotéticas elecciones generales le
pueden beneficiar e incluso acercarse a la mayoría absoluta, una vez que C’s se
ha visto que representa a quienes representa.
Los españoles siguen esperando. Y el nuevo año también. Esperemos a que
escampe.
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