domingo, 27 de marzo de 2016

Semana de pánico



Los atentados de Bruselas nos han dejado una auténtica semana de pánico en plena semana de Pasión para los católicos. Una vez más hemos vuelto a sentir miedo e indignación por unos atentados que atacan los valores más profundos de nuestra civilización. Y me temo que pueden no ser los últimos.

Las investigaciones policiales han puesto de manifiesto que Bélgica constituye la plataforma neurálgica y logística del ISIS en Europa. No tanto por detentar la capitalidad europea, sino por el gran arraigo de terceras y segundas generaciones de musulmanes afincados en este país que se sienten identificados con el ideario yihadista del joven Estado Islámico. 

¡Gran problema! Al final con independencia de sus causas estamos de lleno inmersos en una guerra de civilizaciones. Una manifestación que el radicalismo islámico la proyecta con actos terroristas en territorio infiel mediante la inmolación de sus combatientes, causando enormes daños y bajas indiscriminadas en la población civil; a la vez que Occidente responde con actuaciones bélicas en el área territorial que hoy controlan, parte de Siria e Irak.

A raíz de los atentados, Bélgica no ha tardado en sumarse a esta estrategia, y ha anunciado que enviará aviones de combate a la zona para castigar a los islamistas radicales. Puede que sea la estrategia más acertada. El tiempo lo pondrá de manifiesto. Pero con esa perspectiva que nos da el tiempo, hoy podemos afirmar con poco margen de error que la estrategia que se siguió en Irak no ha sido un acierto, al igual que el posicionamiento de Occidente en la guerra civil de Siria. Y de otras acciones colaterales. 

La solución al conflicto no es fácil y requiere tiempo. No sólo es necesario integrar a las terceras y segundas de generaciones de inmigrantes musulmanes en Europa para que no se sientan como ciudadanos de segunda y se identifiquen e integren en el yihadismo radical. Es necesario mucho más: la acción educativa y la integración laboral; la condena y el rechazo del mundo islámico de una manera clara y manifiesta de estas acciones de sus hermanos musulmanes; un mejor reparto de la riqueza; el respeto a la libertad religiosa por parte de todos; la acción preventiva policial…

Insisto, un problema complejo que no sólo se resuelve con bombas. Hoy más que nunca algunos comprenderán el sentido y alcance de la Alianza de Las Civilizaciones que lanzó el presidente Zapatero con el presidente turco Erdogan. En aquel momento, muchos prebostes de derechas y de su alianza mediática lo contemplaron como un acto de bisoñez.
En estos momentos muchos somos conscientes de que se comienza a trabajar en esa línea o la tensión mundial hará imposible la vida, la convivencia pacífica y el progreso en nuestro planeta. Occidente tiene que liderar este proceso. Únicamente así podremos evitar en el futuro un enfrentamiento sistémico que nos lleve a semanas de pánico.    

                

domingo, 20 de marzo de 2016

El TTIP y los proteccionistas



Europa se haya negociando en estos momentos el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos de América (TTIP). El objetivo es estimular el comercio y la inversión entre ambas zonas, eliminado barreras arancelarias y no arancelarias, y lograr un marco de referencia en el mercado mundial a partir de los valores compartidos en el mundo occidental.

Pero, ante todo, se trata de protegerse de la gran amenaza china. Si a China se le reconociese como economía de mercado en la UE se podrían destruir 3,5 millones de empleos. Hoy China tiene una enorme sobrecapacidad productiva en muchas industrias, a pesar del fuerte descenso en el uso de su capacidad que obligará al Gobierno chino a tomar medidas que pueden desestabilizar las economías occidentales.

El comercio está arraigado en la cultura humana desde el principio de las civilizaciones. En Atapuerca ya se negociaba. Gracias al comercio el mundo ha progresado y hoy contamos con un nivel de desarrollo jamás soñado. Los socialistas sabemos muy bien que todo lo que signifique establecer barreras y restricciones a las relaciones humanas y comerciales es poner un freno al progreso.

El TTIP aspira a crear un espacio común sin restricciones en la vida de 820 millones de personas. Una economía equivalente al 60 por ciento mundial. Significa levantar aranceles y barreras proteccionistas. Sorprende que aquellos que se presentan como “lo nuevo frente a lo viejo” opten por situarse en la misma posición que han mantenido grandes proteccionistas como Primo de Rivera o Trump.

Renunciar al TTIP, como quiere “la nueva casta”, supondría renunciar en España a 340.000 empleos y a un incremento de las exportaciones de un 32 por ciento en los próximos años. En definitiva a la riqueza. Los que sentimos y defendemos la bandera de la socialdemocracia sabemos que sólo se puede corregir la desigualdad cuando se ha creado riqueza. No queremos en ningún caso dar un paso atrás en el avance de la igualdad y los derechos sociales.

Europa podría beneficiarse de 119.000 millones de euros al año. La liberalización del gas licuado en EEUU o el levantamiento de las medidas de protección del cabotaje de barcos suponen miles de puestos de trabajo en Europa. En ningún caso podemos someternos a las veleidades y superficialidad de quienes anteponen sus intereses a los de los europeos.

El TTIP respeta el derecho a regular de cada una de las partes, garantiza el Estado social y la transparencia del proceso. En general, se constata un alto nivel de desconocimiento que sus detractores utilizan para hacer proselitismo de su posición política. Una posición proteccionista y rancia que los españoles van comprobando día a día. Al final, el tiempo acaba situando a cada uno en su sitio.  


sábado, 12 de marzo de 2016

Diputaciones al servicio del ciudadano y no del partido



Ante el anuncio del pacto de gobierno del PSOE con C’s de transformar las diputaciones  en Consejos Provinciales de Alcaldes, el PP se ha echado al monte y ha sacado su perfil despótico y autoritario del que ha hecho gala en sus mejores momentos en estos últimos cuatro años de gobierno y las buenas artes que les caracterizan en su acción política: descalificaciones, mentiras, utilización de la prensa que engrasan desde los ayuntamientos y Diputación  e instrumentalización, sin ningún tipo de escrúpulos, de estas instituciones en beneficio propio. 

En Segovia han puesto en marcha una campaña en defensa del sentimiento de identidad de pertenencia al municipio y a la provincia. No han tenido ningún reparo en acusar a los firmantes del pacto de querer terminar con los pueblos y la Diputación. Y para ello han lanzado el eslogan ‘Por mi pueblo. Por mi provincia’, y lo han colocado en la balcón de algunos de los ayuntamientos que gobiernan. Han movilizado a sus alcaldes y puesto al servicio del PP todas las instituciones. 

En realidad, lo que han lanzado a los segovianos es un mensaje emocional a través de la campaña de que son ellos los únicos defensores de sus señas de identidad. ¿Por qué hacen esto? Porque están trabajando en la hipótesis de que hay que convocar nuevas elecciones generales. Saben que no pueden pactar con nadie y les interesan las elecciones. Lo hacen sin ningún rubor, más cuando fueron ellos a través de la Ley de Racionalización de la Administración Local quienes intentaron suprimir en 2013 los municipios de menos de 5.000 habitantes. En Segovia casi todos. 

Quieren ir ganando tiempo. El PP es consciente del riesgo que representa para ellos el crecimiento de un partido como C’S que disputa su espacio político, y están dispuestos a pararlos y desprestigiarlos como sea. La diferencia es que la derecha que representa C’s es una derecha moderna y civilizada frente a la ‘derechona’ que representa el PP, antigua, montaraz y autoritaria. También en Segovia. El PSOE para ellos es tangencial, y su referente a batir, pero su auténtica preocupación no son los municipios, ni las diputaciones, sino su poder político.

En todos estos años, el PP ha gestionado las diputaciones como si fuesen su cortijo. Han hecho favores a sus amigos, han puesto en marcha negocios dilapidando el patrimonio de todos, como el caso de Segovia 21 al cobijo de los intereses del partido y sus dirigentes, y han favorecido un clientelismo político no sólo en los municipios que gobiernan, sino también en otros ámbitos con el desarrollo de funciones impropias del ámbito municipal. 

Las Diputaciones gobernadas por el PP, como la de Segovia, han pensado más en los intereses del partido que los de sus municipios. El PP ha desprestigiado las Diputaciones. Es urgente potenciar la gestión de los ayuntamientos, coordinar y mejorar la eficiencia de las mancomunidades y consorcios y prescindir de las funciones impropias de las Diputaciones. No se trata de cambiar de nombre a las Diputaciones, como malintencionadamente afirma el PP que quiere hacer el PSOE, sino desbrozar el clientelismo y el partidismo político, y potenciar la gestión con una institución, para que no se dedique al politiqueo, sino a prestar servicios eficientes y de calidad a los pequeños municipios.  



domingo, 6 de marzo de 2016

El post



¿Y ahora qué va a pasar? Esta es la pregunta que me hace mucha gente por la calle, una vez que no ha prosperado la investidura de Pedro Sánchez, para a continuación despotricar contra el de “la coleta”, como ellos le llaman, y en menor medida contra Mariano Rajoy. Hay quien aprovecha la ocasión para decirme: “Muy bien Pedro Sánchez y también Albert Rivera”. Esta podría ser en la calle la síntesis del debate de investidura de Pedro Sánchez. 

En la peluquería, en el bar, en el taller y en la calle en general se nota preocupación e indignación. Son muchos los que hoy me han dicho en Segovia que por qué no se hace un pacto entre PSOE-C’s-PP, ¡y basta ya de tonterías!; otros reniegan del pacto PSOE-PP y prefieren un pacto PSOE con C’s. Hay que advertirles que no salen las cuentas; y en ese momento su gesto se torna en preocupación. Y te dicen “Y entonces qué se puede hacer. ¿Elecciones de nuevo? ¿Y si se queda todo igual?”   

Lo cierto es que se ha perdido una enorme oportunidad para poder contar con un Gobierno progresista y reformista. Se hizo lo más difícil: sumar al pacto de progreso a C’s. Faltaba lo que se presumía más fácil: buscar la sensatez de Podemos. Hoy sabemos que no la tienen. Y lo más preocupante, su líder está anclado en la frivolidad, el odio y la superficialidad. Si algo ha dejado claro en el debate es que carecen de “esencia ideológica”, pero también de criterio. Lo que nos hace ser poco optimistas de cara al futuro.

Yo, como otros muchos españoles, no dejo de preguntarme cómo estos “filibusteros de izquierdas” han sacado cinco millones de votos. Su representación estoy seguro que no se corresponde de facto con la forma de ser de una gran parte del pueblo español. Solo puedo encontrar explicación en el voto de castigo del electorado de izquierda a los muchos errores del PSOE. Sin embargo, el PSOE es el único partido que ha hecho una rigurosa regeneración democrática de su  estructura y funcionamiento. Lo que no ha hecho el PP ni el resto de los partidos.

Quedan dos meses por delante. El reloj democrático está en marcha gracias a Pedro Sánchez, esto que el amigo Rajoy, con la “santa desvergüenza” que le caracteriza, calificó como corrupción. Solo nos queda confiar a los que creemos en la necesidad de un Gobierno de progreso para nuestro país en que los amigos de Podemos e IU recuperen la cordura y abandonen el leninismo 3.0 bajo la superior dirección del gran gurú “Anguita”. 

El país no puede esperar mucho. El jefe del Estado dejará correr el reloj y no propondrá a ningún candidato si no tiene certeza de la viabilidad de la propuesta. Sánchez es el que a priori cuenta con más votos, 131. Y el único capaz de dar respuesta al cambio y a la izquierda. Estoy convencido que llegaremos al momento límite. El PSOE y C’s deben añadir apoyos sin perder la esencia del programa. Es el único posible. El único que garantiza la unidad y estabilidad de España y el cumplimiento del compromiso presupuestario con la UE, fuera del cual nos lleva a una situación como la griega. Amemos a muestro país, aunque algunos solo se amen a sí mismos. 

              

martes, 1 de marzo de 2016

No hay motivos para retrasar el cambio



Si algo ha dejado claro Pedro Sánchez en su discurso de investidura es que no hay motivos para retrasar el cambio. Sánchez ha apostado por la transversalidad, el diálogo y el acuerdo fundamentado sobre un mestizaje ideológico. La única forma de sumar poder garantizar un gobierno progresista y reformista. 

Ha sido un discurso dirigido al corazón de la gente, en el que ha tendido la mano a la izquierda y les ha recordado que el pacto con C’s es un paso esencial para cristalizar un acuerdo que permita garantizar la gobernabilidad de España. 

De todos los discurso de investidura que recuerdo –ya son unos cuantos, aunque sólo he vivido en el Parlamento dos- ha sido sin duda el más vibrante. Muy intensivo en propuestas a la vez que respetuoso y reivindicativo. Ha marcado la diferencia con el PP de forma clara. 18 millones de españoles apostaron por el cambio frente a siete que votaron al PP; y ha recordado a Podemos las muchas reivindicaciones que han venido haciendo, y que si no se ponen en marcha será porque ellos no quieren, o buscan excusas.

Un discurso que ha tenido en algunos momentos un tono institucional. La referencia a Cataluña para tender puentes y buscar una salida dialogada y constitucional ha sido muy acertada. En Cataluña tenemos todos los españoles un problema que no se soluciona con el desprecio como ha hecho Rajoy. Ya era hora en esta cuestión una visión de Estado. 

También ha sido muy acertado el reconocimiento a los hombres y mujeres que pilotaron la Constitución del 78, la que más bienestar y progreso nos ha ofrecido. Era de justicia este reconocimiento, frente al agravio creado por la valoración de Pablo Manuel Iglesias y su gente. 

Difícil lo va a tener Podemos para explicar a los españoles por qué no se suman al programa de reformista y progresista del cambio. El pacto con C’s, lejos de ser un obstáculo, es la única oportunidad de garantizar la gobernabilidad de España desde la izquierda. Me temo que no lo harán. 

Hasta el día 2 de mayo, fecha límite para la disolución automática de las Cámaras, quedan muchos días para llamar la atención con numeritos singulares, o aspavientos como los que hemos podido ver hoy de su jefe de filas para captar la atención de las cámaras. Y para ello cuentan con la fortaleza de su tele de propaganda y su coral mediática. Pero acabaran claudicando al sentido común. De lo contario, sentirán el repudio de muchos españoles.