Ante el anuncio del
pacto de gobierno del PSOE con C’s de transformar las diputaciones en Consejos Provinciales de Alcaldes, el PP
se ha echado al monte y ha sacado su perfil despótico y autoritario del que ha
hecho gala en sus mejores momentos en estos últimos cuatro años de gobierno y
las buenas artes que les caracterizan en su acción política: descalificaciones,
mentiras, utilización de la prensa que engrasan desde los ayuntamientos y
Diputación e instrumentalización, sin
ningún tipo de escrúpulos, de estas instituciones en beneficio propio.
En Segovia han
puesto en marcha una campaña en defensa del sentimiento de identidad de
pertenencia al municipio y a la provincia. No han tenido ningún reparo en
acusar a los firmantes del pacto de querer terminar con los pueblos y la
Diputación. Y para ello han lanzado el eslogan ‘Por mi pueblo. Por mi provincia’,
y lo han colocado en la balcón de algunos de los ayuntamientos que gobiernan. Han
movilizado a sus alcaldes y puesto al servicio del PP todas las instituciones.
En realidad, lo que
han lanzado a los segovianos es un mensaje emocional a través de la campaña de
que son ellos los únicos defensores de sus señas de identidad. ¿Por qué hacen esto?
Porque están trabajando en la hipótesis de que hay que convocar nuevas
elecciones generales. Saben que no pueden pactar con nadie y les interesan las
elecciones. Lo hacen sin ningún rubor, más cuando fueron ellos a través de la
Ley de Racionalización de la Administración Local quienes intentaron suprimir
en 2013 los municipios de menos de 5.000 habitantes. En Segovia casi todos.
Quieren ir ganando
tiempo. El PP es consciente del riesgo que representa para ellos el crecimiento
de un partido como C’S que disputa su espacio político, y están dispuestos a
pararlos y desprestigiarlos como sea. La diferencia es que la derecha que representa
C’s es una derecha moderna y civilizada frente a la ‘derechona’ que representa
el PP, antigua, montaraz y autoritaria. También en Segovia. El PSOE para ellos
es tangencial, y su referente a batir, pero su auténtica preocupación no son
los municipios, ni las diputaciones, sino su poder político.
En todos estos años,
el PP ha gestionado las diputaciones como si fuesen su cortijo. Han hecho
favores a sus amigos, han puesto en marcha negocios dilapidando el patrimonio
de todos, como el caso de Segovia 21 al cobijo de los intereses del partido y
sus dirigentes, y han favorecido un clientelismo político no sólo en los
municipios que gobiernan, sino también en otros ámbitos con el desarrollo de
funciones impropias del ámbito municipal.
Las Diputaciones
gobernadas por el PP, como la de Segovia, han pensado más en los intereses del
partido que los de sus municipios. El PP ha desprestigiado las Diputaciones. Es
urgente potenciar la gestión de los ayuntamientos, coordinar y mejorar la
eficiencia de las mancomunidades y consorcios y prescindir de las funciones
impropias de las Diputaciones. No se trata de cambiar de nombre a las
Diputaciones, como malintencionadamente afirma el PP que quiere hacer el PSOE,
sino desbrozar el clientelismo y el partidismo político, y potenciar la gestión
con una institución, para que no se dedique al politiqueo, sino a prestar
servicios eficientes y de calidad a los pequeños municipios.
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