La crisis económica y sus derivadas han hecho estragos en los medios de
comunicación, y en especial en la prensa escrita. Son muchos los que han
cerrado y muchos los puestos de trabajo perdidos. La prensa local, la más
cercana al ciudadano, con un fuerte arraigo en pueblos y ciudades, se ve
amenazada día a día ante la drástica caída de sus ventas y de los ingresos
publicitarios. Son también muchos los diarios locales de gran solera que han
desaparecido en estos años o están pasando por serias dificultades. Incluso hay
alguna provincia que se ha quedado sin periódicos.
Para garantizar la calidad informativa, la información veraz y el
pluralismo ideológico es imprescindible que los medios no estén al servicio de
intereses económicos, financieros o partidistas, ya sea por su estructura
accionarial, por la concentración de propiedad privada en ellos, o por la
necesidad de obtener publicidad privada o institucional. Como es imprescindible
que garantice unas retribuciones y condiciones de trabajos dignas para los
profesionales que desempeñan sus servicios.
Pero también es imprescindible un código de buenas prácticas, ético si
me permiten, que han de practicar los propios medios en el desarrollo de su
gestión. Hoy, más que nunca, se requiere que la prensa escrita preserve su
dignidad profesional. Para ello es necesario hacer un periodismo de calidad y
garantizar la profesionalidad de su medio y de los profesionales que lo
integran. La gestión no puede recaer sobre advenedizos obsesionados por la
cuenta de explotación, para lo que todo vale con tal de alcanzar el objetivo; y
menos en personas que practican el cainismo hacia todas aquellas personas,
grupos e instituciones que no se pliegan a sus intereses, utilizando el medio
que dirigen para el chantaje mediático, a la vez que les culpabilizan de su
incompetencia sin el más mínimo rubor.
La gestión del medio ha de centrarse en el desarrollo de un periodismo
de calidad que permita ser más atractivo y su expansión, tanto en la venta como
en la contratación de publicidad privada e institucional, complementadas con
otras actuaciones que posibiliten la puesta en valor de sus servicios e imagen
corporativa.
La gestión fundamentada en la política
de despidos de los profesionales que más ‘molestan’ para practicar los estilos
de dirección autocráticos y de corto alcance sólo llevan a generar
incertidumbre sobre el medio y malestar en el resto de los profesionales que
prestan sus servicios. De la misma forma que la sustitución progresiva de profesionales
por el trabajo de una empresa creada específicamente para externalizar el
desarrollo periodístico con becarios de bajísimo coste y precarización del
trabajo condena a la pobreza profesional y laboral de los trabajadores y de la
propia empresa.
Esta es la senda que han tomado algunos medios de prensa escrita local.
Incluso muchos de ellos con bastantes años de solera. Mal presagio que nadie
desea, pero que pasa por la altura de miras y el abandono de las malas
prácticas profesionales y laborales. Sólo así se podrá contar con el respaldo
social, premisa necesaria para el éxito de cualquier actividad.