El fracaso de la
investidura de Rajoy era la crónica de una muerte anunciada, y necesario. Es
una enmienda a la totalidad de la política del PP de los últimos cuatro años y ocho
meses. El Parlamento refleja la fragmentación de la sociedad española. No hay
una mayoría de derechas ni de izquierdas. La derecha nacionalista e
independentista junto con la izquierda radical independentista son
determinantes para la mayoría de cualquiera de los bloques ideológicos. Un buen
lío sin fácil solución, salvo para quienes hacen gala de la frivolidad y
superficialidad política.
Diferentes líderes
de Podemos, su secretario general y referentes políticos y sindicales provinciales
afines, han pedido al PSOE que tome la iniciativa para formar un Gobierno de
izquierdas. Afirman que “les hubiera encantado tener un gobierno de izquierdas
en España, pero están seguros que eso con el actual PSOE es imposible”.
Fue Podemos quien
rechazó el Pacto con C’s. Se levantaron de la mesa de negociación. Impidieron la
derogación de la reforma laboral, la ley de educación, la ley mordaza, la
reforma de las pensiones… y que España cuente hoy con un presidente de
izquierdas. Podemos apostó por Rajoy y el sorpasso frente a Sánchez. Es el
responsable de que la izquierda no gobierne.
EL PSOE quiere un
gobierno de izquierdas digno. La izquierda no suma. Son necesarios acuerdos con
otras formaciones para una mayoría alternativa y retirar al PP y a Rajoy. El PSOE puede pactar con Podemos y el
centro-derecha, pero Podemos ha vetado y sigue vetándose mutuamente con C’s. La
suma no sale.
El PSOE no va a
buscar el apoyo de la derecha independentista -antigua CiU y PNV- y sus postulados sobre la soberanía y
la unidad de España. Ni el de las fuerzas radicales independentistas denominadas
de izquierda –ERC y Bildu-. Esta es la alternativa que pide Podemos al PSOE. Si
Podemos considera que hay una mayoría alternativa, que tome la iniciativa para
formar Gobierno. Necesita el apoyo de la izquierda radical independentista y de
la derecha independentista. Sólo así, con el apoyo del PSOE, saldrían los
números; pero eso no es un gobierno de izquierdas. Ni tampoco es un gobierno
digno y respetuoso con los principios que inspiran nuestra norma constitucional
de convivencia, requisito o línea roja del PSOE para cualquier opción de
gobierno.
El PSOE tiene como
pauta la coherencia política. Igual que un sindicalista que se precie jamás colaboraría
con una empresa cómplice de la precariedad laboral y la explotación, para el
PSOE la dignidad es parte de nuestras señas de identidad. Así que menos
predicar y más dar trigo.
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