domingo, 6 de noviembre de 2016

Milagro Mariano



Mariano Rajoy ha puesto de manifiesto una vez más su visión política conservadora en la confección del nuevo Gobierno. Salvo “milagro mariano” sobrevenido, habrá continuidad de política y políticas.  La buena voluntad de diálogo y consenso verbalizada por el presidente del Gobierno y exigida al resto de sus miembros no es suficiente si no se concretan en hechos. Y todo indica que pueden pintar bastos. 

España atraviesa por un momento muy delicado desde el punto de vista social, económico y político.  Una amplia parte de la población se encuentra en exclusión social, casi la mitad de los jóvenes están fuera del mercado laboral y la falta de tono económico debilita el crecimiento y la cohesión social, y amenaza seriamente el Estado del Bienestar. Rajoy es plenamente consciente de ello. ¿Por qué entonces un Gobierno continuista?

Por miedo. El presidente tiene animadversión a lo desconocido y al cambio. No arriesga. Y se deja llevar por el viejo dicho de más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer. Su falta de ambición política para mejorar el bienestar de los españoles le lleva a anteponer su tranquilidad y bienestar personal a todo. 

En un momento en el que ninguna formación ni tendencia política tiene mayoría para poder gobernar se requiere obligadamente un cambio en la forma de concebir la acción política. El desprecio, la mentira y la falta de generosidad hacia el resto de las formaciones políticas que integran el arco parlamentario no sirven en el nuevo marco. El partido del Gobierno no puede seguir anteponiendo sus intereses a los del País, como ha hecho hasta el momento. 

Mariano tendrá que hacer ímprobos esfuerzos para cambiar la cultura de un Gobierno cuyos pilares fundamentales siguen siendo los mismos. Va a ser difícil que la vicepresidenta deje de ser la más lista de la clase y desprecie a sus adversarios políticos; y me cuesta creer que Montoro no nos siga dando grandes clases de displicencia política. Necesitamos un milagro mariano y para ello cuenta con fervientes creyentes dentro del equipo.

El inicio del cambio de modelo económico y la búsqueda de un nuevo marco territorial, junto con la creación de empleo y la sostenibilidad del sistema de pensiones son otras de las incógnitas que quedan en el aire con la continuidad de un equipo que saca pecho de los resultados alcanzados. La precariedad laboral, la tensión territorial, la alta tasa de desempleo juvenil y la caída del poder adquisitivo de las pensiones requieren un cambio de políticas radical. 

Sólo será posible desde una oposición seria y rigurosa, orientada prioritariamente a dar respuesta a las necesidades de los colectivos más desfavorecidos en nuestro país. Esta es la línea  de acción que va a presidir la socialdemocracia española. La gobernabilidad de España es posible. Depende sólo de la voluntad de Mariano Rajoy, y para ello no se necesitan milagros marianos.   



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