domingo, 19 de febrero de 2017

Más de lo mismo



Una vez celebrados los congresos del PP y de Podemos, todo indica que nada ha cambiado en la forma de concebir la acción política de ambas formaciones: más de lo mismo. Hemos podido comprobar esta última semana cómo el PP sigue instrumentalizando las instituciones y todo lo que haga falta a su servicio, como se ha puesto de manifiesto con la actitud del ministro de Justicia y sus secuaces fiscales ante el caso de presunta corrupción del presidente popular de Murcia; y cómo ese gran líder mediático que es Iglesias sigue utilizando el hemiciclo como plató para desplegar su egocentrismo y egolatría, que reduce su visión política a una mera dimensión estética y al oportunismo político para la búsqueda de poder como sea.     

“Lo que funciona no se cambia”, ha afirmado Mariano Rajoy en el Congreso de su partido. Y lo ha hecho realidad. Ha dejado todo igual tanto en cargos como en el anuncio de sus políticas. Él, que según sus colaboradores, estaba dispuesto a dejar la Presidencia del partido una vez concluida esta legislatura, verbaliza en estos momentos una posición muy diferente. No entiende de límites de mandatos y proyecta sus ambiciones hasta el infinito. Una actitud que le permite asfixiar cualquier atisbo de liderazgo alternativo, marcando con su propia iniciativa los tiempos políticos.  

Si algún mérito tiene Rajoy en este tiempo ha sido la división de la izquierda sociológica. Su alineación con el poder mediático es claro. Ante la desafección ciudadana hacía la política, como consecuencia de la crisis y en especial de los efectos de su Reforma Laboral, consiguió en un tiempo récord, con la ayuda de la derecha económica, proyectar a un grupo de profesores universitarios procedentes de IU, que editaban un programa televisivo para distribución en las redes, a nivel nacional con un mensaje de izquierdas alternativo al partido de la oposición. Las adhesiones económicas y mediáticas fueron evidentes, a lo que se unía el control por parte del Gobierno de las televisiones y medios públicos. El resultado es que hoy los españoles están más preocupados por el bloqueo de las instituciones que por los efectos de las políticas de recortes y neoliberales del PP. Una izquierda dividida no gobernará en años, salvo que cambien de forma sobrevenida drásticamente el panorama político. A lo que hay que unir el desaliento de los votantes de izquierda ante esta situación. 

El Congreso del PP ha seguido apostando por la política maquiavélica de Rajoy. El PP se presentará ante la sociedad española como el único partido capaz de llevar con seriedad los destinos de España. Ofrecerá diálogo y sensatez para sacar adelante los presupuestos. Y, si no lo consigue, irá a por la mayoría absoluta en unas próximas elecciones. Ha conseguido la cautividad de la política con la complicidad de una gran parte del escenario sociológico español.

Podemos en su congreso ha apostado por el macho alfa. Siguiendo las pautas leninistas ha concentrado el poder en su líder, rodeado de un grupo de incondicionales –incluida su pareja que actuará como número dos-, que buscaran el conflicto social como pauta de acción política y harán de la imagen su gran baluarte político. Los saltos en el tablero político están garantizados en función de la oportunidad del momento.  Se trata de persuadir a la opinión pública ante todo, si es necesario con golpes de efecto, y buscar el poder. Para ello intentarán enmascarar sus ideas, simplificar el mensaje, buscar con su imagen un reflejo especular de una mayoría social e identificar a los culpables de todo lo que pasa, y especialmente a su principal enemigo electoral: el PSOE. Políticas de corte populista de nula efectividad social y que se agotan en sí mismas. Política basura que puede servir, en un principio, de cauce de expresión de la frustración y la ira, pero que a medio plazo sólo permiten impulsar la desafección política.

Nada nuevo nos han aportado ambos congresos que no conociéramos. En términos netos no aportan soluciones ni propuestas para mejorar el bienestar de los españoles y la gobernanza del país. En ningún caso se ha planteado la necesidad del reparto del trabajo, ni del reto de las transformaciones sociales, ni de las necesidades de buscar una nueva economía adaptada a los avances tecnológicos, o el planteamiento de una nueva fiscalidad… En definitiva, más de lo mismo.      
            


No hay comentarios: