El Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS) acaba de publicar su barómetro
correspondiente al mes de abril de 2018. Con una muestra de 2.466 encuestas
realizadas mediante entrevistas personales en 256 municipios y 17 comunidades autónomas,
y un error de muestreo del dos por ciento, lo convierte en el estudio
prospectivo más serio y riguroso sobre lo que piensan los españoles y
determinan sus expectativas políticas. El trabajo de campo se realizó entre los
días 1 y 10 de abril, cuando el ‘caso Cifuentes’ estaba emergiendo, pero aún no
había llegado a su momento culmen. A dos años vista de la celebración de
elecciones generales, este barómetro sirve para marcar tendencia. Su lectura e
interpretación debe estar inexorablemente unida a los diferentes barómetros
publicados a lo largo de la legislatura. No obstante, ofrece una información
nada despreciable para corregir posiciones y mejorar sus expectativas a los
diferentes partidos y líderes políticos.
En primer lugar,
pone de manifiesto la falta de una mayoría suficiente en el futuro de los
diferentes bloques ideológicos para garantizar la gobernabilidad de España con
autonomía. Considerando el error de muestreo, los tres partidos mayoritarios se
encuentran en un empate técnico. El bipartidismo representado por el PP y el
PSOE, que otrora representase el 82 por ciento del voto, ahora se sitúa en el
46 por ciento. PSOE y PP se sitúan en sus niveles más bajos de expectativa de
voto en democracia, con un 22 y 24, respectivamente. A su vez, Cs desplaza al
PSOE de la segunda posición, y de mantenerse la tendencia de los últimos
barómetros no tardará en convertirse en la primera. Y para sorpresa de todos Podemos
se recupera y se sitúa a casi dos puntos de su rival natural. La tendencia
indica que poco a poco se va abriendo la brecha entre el centro-derecha y la
izquierda, a favor de aquellos. En este CIS, la diferencia es de cinco puntos,
que se incrementa con los apoyos de los nacionalistas de su misma tendencia.
Los principales
problemas que preocupan a los españoles siguen siendo: paro, corrupción y
fraude, los políticos, situación económica, pensiones..., si bien crecen en
interés los temas que han estado recientemente en el debate político, como es
el caso de la corrupción y las pensiones. Sin embargo, por encima de las
cuestiones que conforman la agenda política del día a día, se encuentran los
factores emocionales que entroncan con los valores de los diferentes
ciudadanos. El barómetro pone de manifiesto un mayor peso de la izquierda en la
estructura social -el 39,4 por ciento se encuadra en este segmento- frente a la
derecha -el 27,9 por ciento-, y a pesar de ello la propensión de voto del
centro-derecha es mayor. La expectativa de voto no concuerda. La causa hay que buscarla en el posicionamiento de los
diferentes grupos ante el ‘problema catalán’ y en la ambigüedad de las
propuestas de la izquierda sobre estos temas y sobre la gobernabilidad del
Estado en un momento de máxima turbulencia política que requiere la búsqueda de
puntos de encuentro para no paralizar al Estado.
La caída del PP
es espectacular. Todo hace indicar que hay voto oculto y que, una vez superado
el trámite presupuestario, si el crecimiento económico persiste al ritmo actual
-su gran baza-, ellos consideran que podrán contener la caída. Su líder está
abrasado y así lo refleja el bajo nivel de confianza que tiene, lo que hará muy
difícil que repita como cabeza de cartel. No obstante, la encuesta no recoge lo
peor del ‘caso Cifuentes’. De los votos que gana Cs, dos tercios proceden del
PP y uno del PSOE. Una vez cerrado el Gobierno en Cataluña -lo que parece que
está próximo- el discurso emocional de Cs se resentirá. El encelamiento del PP
puede ser su gran baza para amplificar y mantener sus posiciones, así como las
elecciones europeas y también las autonómicas, donde crecerá si se mantiene la
inercia actual. El PSOE no acaba de encontrar su sitio. La “nación de naciones”
y el “no es no” no parecen haber cuajado en los votantes. Una vez más vuelve a
caer y el rechazo a su forma de hacer oposición crece en diez puntos con
respecto al último barómetro. Y Podemos todo indica que resucita. El 19,6 por
ciento de voto es un buen dato para ellos. Recuperan mucho de lo perdido en
Cataluña, y se mantienen en Galicia y Valencia con sus marcas blancas. Todo ello
a pesar de lo que dicen y hacen. Bien es cierto que su líder lleva una época
fuera de onda y no habla. Su consolidación resta posibilidades a futuro al
PSOE.
La tendencia
indica que las próximas generales pueden llevarnos a un escenario político en el
que será necesario el concurso al menos de dos o tres partidos para poder
gobernar. El fantasma de la política italiana o catalana puede presidir el Parlamento
español en la próxima legislatura. Las elecciones europeas de 2019 pueden ser
premonitorias de lo que puede ocurrir en 2020. En cualquier caso, la formación
de Gobierno requerirá de un nuevo enfoque político que pasa por anteponer los
intereses de la ciudadanía a los de partido y romper los rancios paradigmas de
la acción política. Aquellos grupos que lo entiendan y lideren este proceso
estarán en mejores condiciones para gobernar, y se podrán empoderar socialmente
y ganar su reconocimiento. Los deberes conviene hacerlos antes para no llegar
tarde, si es que se puede.
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