España vive en
una convulsión permanente desde hace tiempo. La realidad en muchos casos supera
la ficción. En esta última semana se han incorporado a la agenda política dos cuestiones que pueden
generar inestabilidad política y económica en nuestro país en los próximos
meses: una, la denuncia de una amiga del rey emérito sobre una presunta
actividad fraudulenta de éste en el ejercicio de la Jefatura del Estado; y,
otra, la disputa entre los independentistas del JuntspelSí y ERC ante la
suspensión por parte del juez Llarena para el ejercicio de su actividad parlamentaria
a los diputados autonómicos imputados por el delito de “rebelión”, y la
negativa del Parlamento catalán de aplicar dicha medida al Sr. Puigdemont, a lo
que se une el conflicto interno de su partido, el PDeCat.
A esta situación
se une la minoría parlamentaria en la que opera el Gobierno y la crisis por la
que atraviesa el principal partido de la oposición, así como la falta de
identidad clara de los otros dos partidos mayoritarios del arco parlamentario.
Factores todos ellos que contribuyen a enrarecer el panorama político y a
profundizar en el equilibrio inestable en el que se mueve la política española
desde el inicio de la crisis económica. Una España inestable que cabalga hasta
el momento con el viento de cola a favor del contexto económico, lo que
contribuye de forma decisiva a su estabilidad social.
La Transición
permitió un amplio consenso constitucional en torno a la monarquía
parlamentaria. Durante la larga etapa transcurrida hasta el día de hoy esta
figura constitucional ha gozado de un amplio reconocimiento entre los
españoles, con algún altibajo que otro. Las posibles estructuras opacas al
fisco creadas por el rey emérito, de ser ciertas, que incluirían tanto cuentas
en Suiza a nombre de su primo como la utilización de testaferros a la hora de
ocultar propiedades y patrimonio en el extranjero, son una bomba en la línea de
flotación de la monarquía española. El
mayor problema de la monarquía española en democracia. Bien es cierto que el
actual Rey es ajeno a estas operaciones, pero la institución con este affaire
queda tocada e incluso para muchos españoles deslegitimada, teniendo en cuenta
su carácter hereditario, tal y como establece la Constitución. Un problema que
puede suponer un antes y un después para el devenir de la actual Jefatura del
Estado y del marco político español. Su gestión requiere ante todo inteligencia
y prudencia. Hay que tener en cuenta que hoy son muchos los españoles que
defienden legítimamente un modelo alternativo de la Jefatura del Estado,
abogando por una República y un presidente republicano elegido directamente por
el pueblo periódicamente.
A este problema
emergente se une la animadversión hacia la figura del Rey que mantienen los nacionalistas,
mucho más después de su posición firme ante el proceso secesionista catalán
asumiendo el papel que no ejerció el ejecutivo, y el posicionamiento del
populismo romántico. Nos encontramos ante un auténtico problema de Estado de
consecuencias inesperadas que requiere una respuesta con el mayor consenso
posible, y gran altura de miras. Hemos de aprender de la historia y no
reproducir los errores del pasado. De lo contrario, lo acabaremos pagando
todos.
El esperpento
catalán sigue su rumbo. La colisión entre los convergentes y los de ERC era de
esperar. Puigdemont es un personaje lunático que ha secuestrado la política en
Cataluña en beneficio propio bajo el rumbo de una épica independentista que
conduce a los catalanes al precipicio. La desaparición de Rajoy del panorama
político les ha dejado sin referente común en el que proyectar el
antiespañolismo. El “berlinés”, como le refería estos días un diputado de
solera convergente, puede tener los días contados en su actual partido. Los
auténticos convergentes se sienten ultrajados por este tipo que se ha rodeado
de un grupo de incondicionales. Para ello la asamblea del partido de este
último fin de semana puede ser vital. Puede marcar un antes y un después, y una
nueva división en su partido, y un nuevo marco de relaciones con ERC y también
con el Estado. Pero requerirá tiempo y paciencia. Mi impresión es que los
convergentes están pidiendo árnica para salir del embrollo en el que se han
metido. Cualquier oferta del Estado para avanzar en la solución del problema ha
de ser firme en el obligado respeto constitucional y trazar de forma
consensuada una hoja de ruta. Ello requiere que el PP y, en especial, Cs
abandonen las posiciones tácticas de tipo electoral y todos miren al futuro con
las luces largas, buscando la estabilidad y la cohesión social.
El otoño se
presenta caliente. El nuevo líder del PP ejercerá una oposición en clave
electoral presentándose como la quintaesencia de este país. Sin en apenas 50
días del nuevo Gobierno sus mensajes les llevan a anunciar que España ya está
en la bancarrota y que lo que antes iba bien, ya va todo mal, que no dirán
cuando ejercen la oposición destructiva a la que nos tienen acostumbrados y en
la que vale todo. Intentarán persuadir a los españoles que ellos son el centro,
a la vez que la derecha. A la zaga le irá Cs. Éstos en el momento actual están
perdidos y radicalizados. El aire fresco que en algún momento parecían aportar
se ha revertido y convertido en un apéndice más del PP, con un enfoque
estrictamente de poder, al margen de los intereses de país. Podemos, antes o
después, acabará reivindicándose como la auténtica izquierda y desmarcándose
del Gobierno. Su falta de proyecto político puede encontrar en la
reivindicación de la república, ante los problemas referidos, su único programa
de acción política.
Los socialistas,
con el Gobierno al frente, han de pisar firme y ante todo buscar el realismo de
Estado y la respuesta a los problemas de la agenda política. No será fácil,
pero en la coyuntura actual la sensatez es un importante activo que una mayoría
de los españoles sabrá valorar. Quien mejor lo practique tendrá su confianza.
España requiere cordura y ante todo confianza para huir de aquellos factores
que generan ‘La España inestable’ y desestabilizan repeliendo la inversión y el
bienestar.
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