Instituto de Cultura Tradicional

El recién creado Instituto de Cultura Tradicional de Segovia es el mejor exponente de cómo actúa la Diputación Provincial de Segovia gobernada por el PP: mucho ruido y pocas nueces. El último pleno aprobó la creación de este instituto, como órgano no diferenciado y bajo el paraguas de la gestión directa del Área de Cultura.  En definitiva, nada de nada, pero con un objetivo explícito: justificar la colocación en un puesto de confianza de la exdiputada y actual alcaldesa de La Losa a la que se le ha dado la denominación de directora.

Tuve la oportunidad de asistir al pleno en el que se aprobó esta medida. En ningún momento se presentaron las líneas de actuación de este proyecto, ni sus objetivos concretos. El diputado de Cultura se limitó a enunciar su importancia para velar por el folklore y las manifestaciones culturales tradicionales segovianas para fomentarlas y difundirlas. La generosidad del PSOE hizo que contase con la abstención de su grupo para evitar que se entendiese una falta de apoyo a la cultura segoviana. En realidad, el objetivo del grupo popular era otro, como ya he enunciado.

En un momento de crisis y máxima austeridad no tiene sentido crear una estructura nueva, que al final dicen que no lo es, para poner al frente una política, como la propia asesora se ha definido en una entrevista a un medio local. En definitiva, el político que dirige el Área de Cultura –un diputado- cuenta ahora con otra figura intermedia, política también, sin experiencia ni conocimientos en la gestión cultural, que conlleva un gasto adicional y además será un factor expansivo del presupuesto. Más cuando el proyecto nace en el marco del presupuesto ordinario de Cultura. 

Hubiese sido más lógico encargar el proyecto a un funcionario experto de los que trabajan en esta área y pedir a la alcaldesa de La Losa que se dedique a la actividad municipal, que se preocupe de los quehaceres propios de su cargo, entre los que también está su solidaridad y trabajo directo en la lucha contra el incendio que se declaró en Otero de Herreros, el mismo día que el pleno de la Diputación aprobó el instituto.

Cuesta creer al presidente de la Diputación cuando dice que el proyecto es una apuesta suya por la recuperación del folklore. La exdiputada ha recordado que el presidente del la Diputación ya lo anunció en su discurso de investidura. Lo que no ha dicho es que el presidente de la Diputación es a su vez el presidente del PP; y que para la exdiputada el premio y el compromiso que recibió a cambio de no ir en las listas al Congreso fue la contratación en un puesto de confianza de la Diputación, y qué manera mejor de justificarlo que con la creación de un engendro como éste.

La medida representa una falta más de respeto del actual presidente de la Diputación y sus compañeros de viaje a los funcionarios de la Diputación. Son muchos los asesores que tiene, con el consiguiente coste, que sustituyen el trabajo que bien podrían hacer los funcionarios de la Casa. Algunos compatibilizan el trabajo en la Diputación con las labores de partido, como es el caso de la asesora de comunicación; cuando no se utiliza la Diputación como avanzadilla política para colocar en otros puestos de la Administración a los allegados. O se presiona a los medios de comunicación para que no publiquen determinadas informaciones y denuncias del PSOE. O simplemente no se publican por el miedo a perder la subvención. 

Así no. Así las diputaciones no tienen sentido. Se convierten en una prolongación de la estructura orgánica del partido que las sustenta y no sirven al interés general, gobierne quien gobierne. Así las diputaciones tienen que desaparecer e integrarse en las estructura de la Comunidad Autónoma. El Instituto de Cultura Tradicional es un claro ejemplo de lo que no debe hacer una diputación. En este caso la de Segovia.