Por fin el PP ha desvelado su cabeza de lista a las
europeas, el ministro Cañete. Ha tardado. Y no ha sido casualidad. Lo ha hecho
deliberadamente para enfriar la precampaña y no alentar la participación. Todo
indica que el empate técnico actual entre el PP y el PSOE se resolvería a favor
del segundo con una mayor participación, dado que el voto de castigo y la caída
de la fidelidad de voto se manifiesta con más intensidad para los
conservadores.
La desidia del PP se ha trasladado también al ámbito
institucional. La campaña institucional apenas es significaba y la superación
de los plazos legales ha sido hasta el momento una constante en la designación
de representantes electorales. La actuación del Gobierno y del PP es
antidemocrática. Un despropósito y una falta de respeto a los ciudadanos y al
proceso democrático que suponen unas elecciones.
Hoy, más que nunca, hay que ir a votar, el próximo
día 25 de mayo. Se trata de unas elecciones trascendentes para todos los
europeos, pero sobre todo para los ciudadanos de los países del Sur. En ella
nos jugamos dar continuidad a las políticas de austeridad que han llevado a
gran parte de Europa a la recesión, han empobrecido a su ciudadanos y han
condenado al paro a toda una generación de jóvenes –hasta el 50 por ciento en
los países más vulnerables, como España-; o bien, orientar esas políticas hacia
las personas, dinamizar la economía y recobrar los derechos perdidos y las
prestaciones del Estado del Bienestar.
Se han de generar recursos para financiar un plan de
empleo juvenil y rescatar a los jóvenes y a los desempleados, al igual que se
ha hecho con los bancos. Si en 2010 España hubiese tenido esta capacidad, no
hubiésemos erosionado el Estado del Bienestar. Esas políticas marcan las
diferencias entre las dos opciones posibles de gobierno en la Comisión: la
conservadora y la progresista. España necesita de un cambio
político y el cambio comienza por Europa.
Por primera vez los europeos vamos a poder elegir al
presidente de la Comisión por elección. Los europeos hemos de decidir nuestro
futuro en una Europa integrada por 500 millones de ciudadanos y 28 estados. Necesitamos
una Europa con rostro humano. Lo esta perdiendo. Tenemos que conseguir ahora
que la UE del siglo XXI vuelva a ser la más unida y solidaria. La derecha no
solo ha elegido el camino equivocado para abordar la crisis, sino también para
cambiar el modelo. Siguen pensando que el Estado del Bienestar es un lastre. Quieren
colocar al frente de la Comisión a quien ha estado a frente del desmantelamiento,
al Sr. Jean Claude Junker. Más de lo mismo. El problema no es Europa, son las
políticas conservadoras que están aplicando la Comisión y el Consejo, y que
pueden tener continuidad si obtiene mayoría la opción conservadora.
Europa puede significar
un cambio en la política actual de España. De ahí que las próximas elecciones
europeas sean importantísimas para nuestro país. Son decisivas para que el PP
entienda que sus políticas no son las adecuadas para salir de la crisis y no se
ratifique en sus políticas radicales, como la sanidad, la educación o la
reforma laboral.
Esa Europa con rostro
humano es la que estamos dispuestos a recuperar los socialistas. Hemos de ir a
las elecciones europeas con el mayor conocimiento posible. En España ha cambiado
el concepto de Europa. Hay mucho escepticismo entre los españoles. Muchos no irán
a votar para castigar a los dos partidos mayoritarios. Pero es un error. Sólo
hay las dos opciones referidas. El resto es tirar el voto. Hay que votar en
conciencia buscando lo que necesita nuestro país, que sin duda no es un
comisario en la Comisión como aspira el PP con el Sr. Cañete, no. En estas
elecciones europeas nos jugamos algo más importante: el cambio de orientación
de las políticas económicas en Europa y en nuestro país, y recuperar la senda
del Estado del Bienestar para ayudar a quienes más lo necesitan.
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