lunes, 28 de abril de 2014

El desastre de Segovia 21



De desastre en desastre hasta la batalla final. Este podría ser el epitafio de Segovia 21. ¡Esperemos que no!

La sociedad Segovia 21 fue constituida en julio de 2002 con el capital proveniente de la aportación de suelo –tras sucesivas ampliaciones de capital se ha dispuesto de más de un millón de metros cuadrados- de la Diputación provincial de Segovia, parte de un monte de utilidad pública, de la finca Quitapesares. Se necesitaba un apoyo económico y, “¡bingo!”, apareció Caja Segovia y también un socio empresarial, entrando a formar parte la Cámara de Comercio para la gestión de un proyecto urbanístico. En los primeros días de abril de 2014, su administrador único desde septiembre de 2012, la sociedad Verae, cuyo representante es miembro del comité ejecutivo del PP en Segovia, ha presentado ante el juzgado un preconcurso de acreedores de Segovia 21.  

Es evidente que  se está intentando evitar o retrasar el concurso, que tendría como consecuencia el nombramiento de una administración concursal y la retirada de las facultades a los  actuales administradores; es decir, la pérdida del control total de la sociedad. Pero, por otra parte, están procurando no caer en responsabilidades como administradores. Hay que tener en cuenta que el incumplimiento del deber de solicitar la declaración de concurso se considera como una actitud dolosa o de culpa grave, que puede ocasionar penas de inhabilitación y de responsabilidad civil por los daños causados para los administradores.

A todos los segovianos de buena fe nos ha de preocupar la posible situación concursal en la que puede derivar Segovia 21 por no poder hacer frente de forma generalizada a sus deudas en los próximos tres meses. Este proyecto empresarial, en el que nunca se debió meter la Diputación Provincial de Segovia, puede conllevar la pérdida de todo o parte del capital público aportado para el desarrollo del proyecto. Todos los segovianos perderíamos parte de nuestro patrimonio común. Un patrimonio que se ha puesto al servicio de intereses privados y en cuya gestión ha habido ineficiencias, abusos y actuaciones irregulares de sus gestores. El peor ejemplo de cómo debe administrarse el patrimonio público.

La gestión de la sociedad ha tenido dos etapas. Una primera, entre 2002 y 2012, en la que el gestor de la sociedad era la empresa Fomento Territorial –auténtico promotor del proyecto-, percibiendo por ello una retribución anual de 600.000 euros más el 3,7 por ciento de los inmuebles vendidos. La sociedad contaba, a su vez en este periodo, con un consejero delegado – el presidente de Caja Segovia y anterior presidente de la Diputación- y un director general –jefe de Gabinete del anterior en su etapa en la Diputación-, con retribuciones más que notables. A su vez, se dotó de un Consejo de Administración, presidido por el presidente de la Diputación y un conjunto de notables, mayoritariamente afiliados al PP, y del que formaba parte el portavoz del PSOE en la Diputación hasta 2007, aunque en este caso siempre, según él, a título personal. Por lo tanto, una triple administración pero bajo el control y la supervisión del PP.

Desde 2008, año en el que tomé posesión como secretario general del PSOE, puedo dar fe que el PSOE no tuvo ninguna información sobre la sociedad, a pesar de las peticiones y denuncias que hemos formulado tanto públicas como privadas, tras realizar un estudio por nuestra parte de la evolución patrimonial y jurídica con los datos públicos conocidos.

Esta etapa se caracterizó por el oscurantismo practicado en relación a este tema por el presidente del Consejo de Administración y a su vez presidente de la Diputación,  perteneciente al Grupo Popular. No solo no se facilitaba información, sino que se escondía. Se da la circunstancia de que el presidente de la Diputación de ese momento rendía pleitesía al entonces y actual presidente del PP y de la Diputación, a la vez que presidente de la Sociedad Segovia 21, refiriéndose a él en actos institucionales como “mi presidente”.  Hemos de tener la presunción de que el entonces y actual presidente del PP estaba perfectamente informado de todos los planes y actuaciones de Segovia 21.         

En la segunda etapa, iniciada en 2012, el presidente actual de la Diputación y también presidente del PP, desde antes de constituirse Segovia 21, da un golpe de mano y designa Administrador único a la empresa del asesor jurídico del PP en Segovia. Esta empresa se constituyó en 2012 y está especializada en Administración Concursal –según ellos-. La gestión conlleva una contraprestación de 140.000 euros anuales, según dicen, y un variable asociado a cuantos litigios tenga Segovia 21, conforme el baremo del Colegio de Abogados. La adjudicación se realizó incumpliendo el proceso de licitación pública requerida, tal y como señala la ley, al contar la sociedad con una participación mayoritaria de capital público. O sea, “a dedo”.

En la primera etapa referida, se dio un destino privado a bienes inmuebles de una administración pública, descatalogando por fases la finca de Quitapesares, incluso una parte como Monte de Utilidad Pública –actuación de dudosa legalidad-, amparada por la Junta de Castilla y León con un evidente ánimo de lucro en beneficio de entidades privadas y con un grave perjuicio público para el patrimonio de la Diputación Provincial, como consecuencia de la venta sin licitación pública de una parte de su participación en Segovia 21 a un precio sustancialmente inferior al valor real de las acciones de esta sociedad. En concreto, se estima una pérdida patrimonial de la Diputación superior a seis millones de euros, como he venido denunciando reiteradamente en diversa entradas en este blog desde 2009.  El PP, para callar críticas, repartió unos beneficios con un plan extraordinario para la provincia.

La empresa responsable de la gestión cobró en este tiempo más de 10 millones de euros, de los cuales más de cuatro han sido abonados indebidamente, según sentencia judicial reciente. Se da la circunstancia de que esta empresa ha aparecido en los informes de la Agencia Tributaria de la presunta trama de financiación irregular del PP (Gürtel) ligada a las actividades del antiguo diputado popular Sr. Merino y su cónyuge.

En la segunda etapa de gestión, el presidente de la Diputación en lugar de asumir y coger las riendas de la sociedad para hacer frente a la situación –la Diputación cuenta con el 75 por ciento del capital- ha designado, como he comentado, un administrador único con atribuciones de administración y dirección. Ello conlleva la pérdida de control y  dirección por parte de la administración pública titular. Una decisión política que tiene como objetivo eludir las responsabilidades que se deriven de la mala gestión pasada y presente de Segovia 21.

El pasivo de Segovia 21 en estos momentos se acerca a 25 millones de euros, de los cuales casi 14 y medio son “exigible a corto”. Esta situación no ha impedido al presidente del PP y de la Diputación “tirar balones fuera”. Para legitimar su situación y responsabilidad ha presentado una demanda ante la Fiscalía, que sabía que se iba archivar, como así ha sido, responsabilizando a todos los consejeros que el destituyó de la situación. Al más genuino estilo PP, ha reprobado la gestión de Segovia 21 y ha hecho todo lo posible por visualizar que el problema fue de quienes crearon la sociedad, pero a su vez buscó la fórmula para salvar su responsabilidad jurídica. Todo ello a pesar de que él era ya en ese momento presidente del PP y por tanto “piedra angular” del proyecto. ¡Increíble!

Pero el tema no acaba ahí. En este tiempo y bajo las directrices de su asesor jurídico del partido, ahora administrador a buen sueldo de Segovia 21, se han embarcado en este último año en un proyecto de ingeniería financiera para que la ‘Faisanera Golf SLU’, sociedad filial de Segovia 21, pueda recibir 6,9 millones de euros de la Junta de Castilla y León a través de la Diputación, y presentar el ‘salón de actos’ a construir en el patio de la Casa Club de la Faisanera del complejo Segovia 21 como el ‘palacio de congresos’ que prometió el presidente Herrrera a Segovia. Su auténtica intención es sanear la sociedad Segovia 21. En este proyecto han contado con el apoyo de la consejera de Agricultura, quien tiene una amplia experiencia en la aplicación de fondos públicos a proyectos privados como hemos podido comprobar en Segovia con el ‘Centro Ecuestre de Castilla y León’.

En estos momentos, para desgracia de todos los segovianos, Segovia 21 carece de un “plan de viabilidad comercial” para la venta de inmuebles y de la explotación del campo de golf, y de un “plan de viabilidad económico-financiera”, como se constata del control que el Grupo Socialista de la Diputación ha venido efectuando en las cinco reuniones que se han tenido hasta el momento desde que tomó las riendas el actual presidente de la Diputación, así como de la información facilitada.

Verae, el Administrador Único, “está más perdido que las maracas de Machín”. Su dedicación a la actividad es a tiempo parcial, a modo de gestoría. Con una correcta comercialización hubiesen conseguido dar salida a gran parte de las 26 viviendas que estaban pre-vendidas y ampliado la venta. El emplazamiento es maravilloso y un determinado segmento de clientes ajeno a la crisis puede estar garantizado, como era la idea original del proyecto, aunque algunos no nos guste; en materia viabilidad económica-financiera los planteamientos y el análisis dejan mucho que desear. Se echa en falta una visión más amplia y extensa que suele dar la experiencia que podría contribuir de manera decisiva a la viabilidad de un proyecto mal gestionado.

La actuación del Administrador Único se orienta a optimizar su cuenta de resultados, la de la sociedad Verae, mediante la búsqueda de la retribución “variable” recogida en su relación contractual. Para ello, y dado que su contrato conlleva el cobro de cuantos litigios tenga la sociedad, han litigado, espero que por voluntad propia, contra diestro y siniestro, al menos así se aprecia contrastando los hechos. En estos momentos se están gestionando los siguientes litigios: denuncia a los anteriores administradores; impago de los contratos resueltos; denuncia de la licencia de primer uso dada por el Ayuntamiento de Palazuelos en contra de las condiciones impuestas por el director de obra; recepción de la urbanización de la parcela dónde se encuentran las viviendas; discrepancias con compradores… Es la consecuencia de asociar renta por actividad a litigio. El presidente de la Diputación lo debe estar comprobando día a día.

En la gestión de Segovia 21 solo parece interesar aquellas áreas de negocio que demuestran cierta viabilidad, como es el caso de La Faisanera Golf, escindida de Segovia 21 y propiedad en su totalidad de la Diputación. Y, sobre todo, llevar a la sociedad a un concurso de acreedores para evitar el pago de intereses a Bankia, cuyo pasivo supera los 15 millones de euros y genera una fuerte carga de intereses. A la vez, que cargar las tintas del desastre sobre el anterior Consejo de Administración, como si no hubiese subrogación de obligaciones y derechos.

Ante este panorama, el presidente de la Diputación no puede estar ajeno ante la situación de Segovia 21. Tiene que asumir sus responsabilidades y la dirección del proceso de negociación que ahora se abre, para defender el patrimonio de la institución y evitar la pérdida de capital público que pertenece a todos los segovianos.

Superado este trance es el momento de diseñar con solidez un “plan de viabilidad comercial” y un “plan económico-financiero”, entre otros,  que permita garantizar el futuro de los recursos públicos puestos en juego en este proyecto. Un proyecto que ha de ser de todos. Para ello se ha de contar con el concurso de auténticos expertos y buscar nuevas fórmulas de organización que permita asignar a las partes el papel que les ha de corresponder: a los políticos, la política y el control de lo público con transparencia y neutralidad; y a los técnicos la gestión y el desarrollo de proyectos de negocio con sujeción de sus rentas a los resultados alcanzados y a los controles oportunos para garantizar su viabilidad.

La posición de los socialistas segovianos con respecto a la sociedad Segovia 21 es clara, y creemos que es necesario dar los siguientes pasos:

Primero. Salvar el concurso de acreedores y pedir al Presidente de la Diputación que se ponga al frente y recupere el control y dirección de la sociedad Segovia 21.

Segundo. Trabajo conjunto de todas las fuerzas políticas en la Diputación para evitar pérdidas patrimoniales y conseguir rentabilizar las inversiones realizadas al objeto de conseguir retornos para aplicarlos en los municipios segovianos. 

Tercero. Rescindir el contrato con Verae como Administrador Único

Cuarto. Encargar a una entidad experta de experiencia contrastada –y no a amiguetes- un “Plan de Empresa”

Quinto. Ir a una “gestión indirecta” en términos administrativos, si así lo aconsejase el Plan de Empresa.

Sexto. Selección, en su caso, de una entidad con solvencia técnica, basándose en los planes de acción presentados: “Plan de viabilidad comercial”; “Plan económico-financiero”; “Plan de Organización”; “Contraprestaciones”. La gestión se ha de efectuar a riesgo y ventura. La selección se ha de efectuar conforme a los principios de publicidad y trasparencia.

Séptimo. La Diputación ha de establecer una Comisión de Control de carácter político, con la participación y apoyo externo de los técnicos especialistas que precise. Ha de efectuar un control de actuaciones y hacer las propuestas al Pleno de las directrices de contratación y gestión que ha de seguir, en su caso,  la “gestión indirecta”. En ningún caso se trata de un Consejo de Administración, sino de una Comisión informativa que eleva propuestas al Pleno.

Solo con un trabajo ordenado, rigurosos y sistemático será posible salvar el patrimonio que la Diputación ha puesto en juego en el proyecto de Segovia 21 y que pertenece a todos los segovianos. Aprender de los errores del pasado puede ser significativo de un importante avance, en especial para quienes los han cometido. Los socialistas queremos mirar al futuro y lanzamos la mano al PP para trabajar conjuntamente en un proyecto que debiera haber sido de éxito para Segovia, pero que de momento no lo ha sido. Queremos evitar el “epitafio” de Segovia 21 y darle muchos años de vida.        




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