domingo, 15 de junio de 2014

La encrucijada del PSOE



“To be or not to be, that´s the question”.  Ser o no ser, esta es la cuestión que atañe al PSOE en el momento actual. Los resultados de las últimas elecciones europeas han abierto la ‘caja de Pandora’. Era de preveer. Pero no tanto por los resultados –malos, muy malos, aunque en términos relativos algo mejores que los del PP-, sino por el ruido interno que ha acompañado la puesta en escena del PSOE desde el Congreso de Sevilla. Esta ha sido la auténtica causa de la situación en la que se encuentra el partido. Unos por otros, la casa sin barrer. Pero el problema se ha creado entre todos, y no precisamente por el contenido programático, sino por el mal hacer. Ahora solo queda aprender de los errores y mirar al futuro con altura de miras.

En estos momentos se está  iniciando la carrera abierta y democrática por la Secretaría General del PSOE. Cada militante tendrá un voto y, ante la inconsistencia jurídica de los Estatutos para dar cobertura a este proceso, se ha articulado una solución que solapa el método tradicional de voto por delegados, ajustado al marco legal, a la elección directa, respetando el resultado de ésta.

El proceso no ha estado exento de polémica, pues uno de los candidatos, que forma parte de la dirección,  reclamó el voto directo de la militancia, a lo que la dirección accedió. Algunos medios de comunicación  han denunciado que se trataba de una acción concertada previamente para favorecer su imagen ante la amplia base de militantes que lo estaba reclamando.  

La democracia interna puede potenciar la imagen del partido en la sociedad para el futuro. Son muchos los militantes socialistas que consideran este paso como imprescindible para salir del hoyo. En algún caso, por parte de muchos, se antepone al programa y al perfil del líder. La respuesta la dará el día después. Ya se sabe que una cosa es predicar y otra ‘dar trigo’. Confundir los medios instrumentales con los fines puede conducir a una frustración futura. De ahí la importancia de pisar tierra y compatibilizar ambas cuestiones.

El proceso de elección democrática del nuevo secretario general debe ir acompañada de unas pautas de comportamiento que garanticen la neutralidad y garantías democráticas para todos los candidatos. El soporte técnico y burocrático de partido no se ha de utilizar en beneficio de parte. Y desde luego, la descalificación en las redes sociales de los candidatos, como hemos comenzado a comprobar en estos primeros días, es algo que hay que erradicar inmediatamente del guión. No debe formar parte de la cultura democrática de los equipos –o de algún equipo- que presumen de reclamar una elección democrática.

El PSOE se juega mucho en este proceso. Son muchos los errores que se están cometiendo, más cuando el poder económico traducido a través del poder mediático ya se encarga de dividir a la izquierda con una utilización y programación efectiva de determinados canales de televisión. Es el momento de rearmar el partido, buscar el cambio y la unidad. De lo contrario, el barco puede zozobrar.             






No hay comentarios: