Hace unos días, en Carbonero el Mayor, en un acto de precampaña el
presidente de la Junta, el Sr. Herrera, exhortó a sus correligionarios a la
“conquista del voto de Castilla y León”. “Tenemos todas las papeletas para
estrellarnos”, dijo, ante las próximas elecciones municipales y autonómicas,
las «más complejas y trascendentes». La verdad es que no le faltan razones
objetivas al Sr. Herrera, después del importante descalabro que sufrió el PP en
las elecciones andaluzas, y ante lo que auguran las encuestas.
Pero el problema es otro. Después de 28 años del gobierno del PP en
Castilla y León, nuestra tierra está como un erial. En Castilla y León existen
107.400 hogares con todos sus miembros en paro. El número de empresas activas
ha disminuido en más de 7.000 en la última legislatura, una muestra más de la
“descapitalización” económica y social de nuestra Comunidad. Se han perdido
25.000 habitantes en los últimos cuatro años. La despoblación y el éxodo
juvenil, unido a la falta de tejido industrial y el languidecimiento continuo
del campo, retratan las políticas del PP en sus años de gobierno. Estos
debieran ser los auténticos temores y preocupaciones de Herrera, y no la
conquista del voto para seguir gobernando él y los suyos, sin más.
La situación de la comunidad es crítica. Durante todos estos años los
gobiernos del PP se han dedicado a ‘marear al perdiz’. Tiempo han tenido, pero
lo han malgastado. Toda su acción política se ha limitado a la autopropaganda y
a la administración del día a día de las políticas emergentes de Europa y del
Gobierno de España aplicadas en Castilla y León. En época de bonanza no había
problema, pero la crisis ha cambiado todo. A ello se ha unido el ‘victimismo’
como seña de identidad de los agravios hacía Castilla y León y elemento de
cohesión en torno al gobierno del PP, acentuado mucho más en los tiempos de gobierno
socialista. Las campañas institucionales y las ayudas a los medios en los que
tienen interés han permitido hacer el resto.
Sorprende el planteamiento electoralista de Herrera después de tantos
años de gobierno. “Hay que salir a conquistar el voto”, el resto parece decir
que le da igual. Sólo le importa alcanzar el poder. Los problemas
de los castellanos y leoneses están al margen. Las políticas y su poder
transformador es la herramienta más vigorosa de un partido político y de sus
dirigentes para persuadir a los ciudadanos.
En el mitin de Carbonero lanzó un S.O.S. Los populares son conscientes
de sus debilidades, y saben que han vendido humo. Ahora hay que salir a por
todas.
Según el presidente de la Junta, sus fortalezas son los candidatos, su
honestidad y su centralidad. Nadie que les haya seguido durante estos años les
puede creer. Sus candidatos, salvo alguna excepción, son vacuos e insustanciales.
Buena prueba de ello es la nueva candidata a la ciudad de Segovia, la que
durante los últimos cuatro años en el Ayuntamiento no ha hecho ni una sola
propuesta, y encima tiene la desfachatez de calificar de “inmovilista” la
actual gestión del equipo de Gobierno municipal. Esta situación es fruto de la
falta de debate y autocrítica de la gestión popular. Pueden morir de éxito.
Presumir de ‘honestidad’ es faltar otra vez más a la verdad. El Gürtel
se ha manifestado con intensidad en esta tierra asociado a la gestión popular.
El Sr. Merino está imputado por este asunto y ha ocupado importantes cargos en
el Gobierno de la Junta, entre ellos el de vicepresidente. A él le han seguido
otros muchos. No sé si en esta ocasión la campaña del PP en elecciones va a ser
un dispendio más de medios y recursos a la que no tienen acostumbrados, cuando
sus recursos nadaban en la abundancia, pero los prolegómenos indican que nada
ha cambiado.
La ‘centralidad’ es otro gran fiasco. Basta observar las políticas del
PP de esta última legislatura para constatar que se trata de un partido de
derechas, muy de derechas. Por muchos gestos de política social que quieran
hacer en el último momento, sus señas de identidad no cambiarán.
Los castellanos y leoneses, incluidos los segovianos, tienen el próximo
día 24 de mayo una excelente oportunidad para conquistar el futuro de Castilla
y León y comenzar a dar respuesta a los
graves problemas que lo amenazan. Para ello es una cuestión irrenunciable
jubilar de una vez por toda al presidente Herrera. Al que sin duda alguna le
desearemos una feliz jubilación y largos años de vida. La oportunidad es única.
Y el estrellamiento del gobierno del PP en la Junta una realidad.
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