Sobrevivir en el mundo real
implica no hacerse trampas en el solitario. La incertidumbre crece cada día, y
a veces lo más fácil es desviar la atención o centrar su foco en aquellas
cuestiones adyacentes a los auténticos problemas. Un claro ejemplo lo tenemos
en el presidente Rajoy. Sin ningún rubor ha abandonado el papel que le
corresponde como hombre de Estado, con no pocos e importantes problemas
en la agenda política, para convertirse en un agente de su partido y trabajar
para él y los suyos. Claro que no es el único, la Colau u otros líderes
emergentes de la izquierda radical romántica están siguiendo el mismo camino:
están en los suyo, y no en los que les preocupa a los ciudadanos que
representan.
Prueba de ello son los Presupuestos Generales del Estado para 2016. Un
presupuesto con el que el PP ha comenzado su compaña electoral para las
elecciones de este año. De hecho, es su programa electoral institucionalizado
presentado por quien será su candidato, el Sr. Rajoy. Se mezclan así los planos
de partido y Gobierno. Y con ello se profundiza en el descrédito de la política
y los políticos.
La tenue recuperación
de la economía española es consecuencia de la política expansiva de gasto del
Sr. Draghi. Los presupuestos para el 2016 han permitido a Rajoy&PP
construir un relato de “salvación de España”, que en síntesis traslada lo mal
que se encontraba el país cuando llegaron a la Moncloa y la vuelta a la
prosperidad con el gobierno del PP como se traduce en los futuros presupuestos.
Prueba de ello es: la subida del gasto social; la bajada de impuestos; el
incremento de inversiones; y la subida del sueldo a los funcionarios. Política
de gestos acompañada aparentemente de una imagen más cercana del protagonista del
relato.
Pero nada ha
cambiado. La crisis continúa, aunque se haya edulcorado un poco. Los amiguismos
también; y si no cómo se entiende el exilio de oro en París de quien fue su
ministro de Educación con su secretaria de Estado, ahora esposa. Una manifestación
más de la cultura de designación de cargos y prebendas anclada en la buena
estirpe, propia de otros tiempos.
Tampoco se quedan
atrás otros a la hora de hacerse trampas en el solitario. Lo hemos podido ver
con la presidenta de Podemos en el Parlamento balear en su recepción con el
Rey. El populismo demagógico siempre por encima de los intereses de los
ciudadanos, al igual que la moratoria hotelera de la alcaldesa Colau en
Barcelona. Que parece que puede hacer aguas con la Torre Agbar.
No podemos consentir
que aquellos que utilizan el engaño en beneficio propio nos intenten confundir
con “trampas en el solitario” y plantearnos que “ellos o la nada”.
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