Estando ya marcadas las fechas para el encuentro del Jefe del Estado
con los líderes de las diferentes formaciones políticas, la presión de la olla
política sube día a día en nuestro país. Rajoy no tiene claro si irá a la
investidura en la primera semana de agosto, mientras el resto de las
formaciones políticas hacen el “don Tancredo”. A ello se une la necesidad de
iniciar los trámites del presupuesto para su tramitación en el otoño y los
requerimientos de la Comisión Europea para cumplir con el déficit público.
La ciudadanía contempla atónita el panorama político y no sale de su
asombro al comprobar que el escenario político se encuentra en una situación
similar a la de la última legislatura. Un dejà-vu.
Y ante todo clama para no volver a las urnas. “Entenderos vosotros –los
políticos-, que nosotros ya hemos votado”, me decía un segoviano hace unos días
en la calle.
Todo indica que Rajoy con sigilo está moviendo ficha. Otra cuestión es
que pueda llegar con un acuerdo cerrado a la sesión de investidura prevista
para el día 2 y 3 de agosto. Si no lo tiene, no irá. Es evidente que está
hablando con los nacionalistas vascos y catalanes. Prueba de ello son los
apoyos en la constitución de la Mesa de los vicepresidentes del PP y C’s. “Si Aznar hizo en su día importantes
concesiones a los nacionalistas por qué no va a poder hacerlo Rajoy”, me decía
hace unos días en el Congreso una persona allegada al presidente en funciones.
No cabe duda de que el PP va a poner de su parte lo que haga falta, incluso lo
que ha recriminado al PSOE. La “santa desvergüenza” siempre ha funcionado bien
en el PP.
Para ello no está dudando en meter presión mediática a C’s y demonizar al PSOE. Y también a la conciencia colectiva de los ciudadanos. Ellos, que han
incumplido sistemáticamente el déficit, ahora nos recuerdan la necesidad de
tener aprobado el techo de gasto cuanto antes y tener el presupuesto para 2017
en el Congreso antes del 23 de septiembre. Y también recuerdan a la ciudadanía
los efectos perversos que puede tener una prórroga de los presupuestos para las
pensiones, los funcionarios, las actuaciones públicas…
Los ciudadanos sensatos somos conscientes de ello, pero nos sorprende
su insensatez cuando aprobaron medidas electoralistas de corte fiscal que están
suponiendo hasta una merma en los ingresos en lo que va de año de 7.000
millones. Y les ha obligado a suspender cualquier expediente de gasto que no se
haya iniciado antes del 20 de julio de este año, lo que se traducirá en más
austeridad y un enfriamiento del consumo notable con el consiguiente reflejo en
la creación de empleo.
Rajoy sabe que C’s no puede ir bajo ningún concepto a una terceras
elecciones, y acabará claudicando. Esta es la cuestión por la cual C’s presiona
al PSOE para que le acompañe con la abstención. El PNV tiene elecciones
autonómicas próximamente y pintan bastos. Es posible que no le sea suficiente
el apoyo del PSOE para suplantar a Podemos y Bildu y requiera el del PP. Sus 5
votos en forma de abstención bien vale el acercamiento de los presos vascos, la
mejora del concierto o la solución a la Y vasca en la entrada a las tres
ciudades. Lo de PDC –antigua CiU- ya lo hemos visto esta semana.
Es posible que Rajoy no llegue en agosto, pero sí en septiembre. Y en
este caso siempre quedará la opción de las palabras de Sánchez: “Nosotros no
formaremos nunca parte del problema sino de la solución”. Lo que el PP tiene
claro es que no va a retirar a Rajoy. Le quiere como sea, aunque el Gobierno no
sea estable. Y con tal de conseguir su investidura mete presión en la olla. De
lo contrario se jugará la baza de la mayoría absoluta en unas terceras
elecciones. El poder es el poder para el
PP.
No hay comentarios:
Publicar un comentario