domingo, 16 de octubre de 2016

Complejo de Estado



La celebración de la Fiesta Nacional el pasado día 12 de Octubre ha puesto de manifiesto por segundo año consecutivo los complejos de Estado que manifiesta la autodenominada izquierda emergente. En esta ocasión no asistieron a la celebración de los actos ni su líder ni la alcaldesa anfitriona de la ciudad en la que se celebraron los actos centrales.   

Esta actitud pone de manifiesto su propia concepción de la política de Estado. De forma tácita están negando la necesidad del Estado español como institución que aglutina a diversos pueblos en un territorio histórico bajo el paraguas normativo de una Constitución de corte continental que cobija la autonomía de las diferentes comunidades que la integran. Sólo con un Estado fuerte se puede avanzar preservando los derechos, libertades y convivencia de los ciudadanos de las diferentes regiones con un marco de cohesión común. 

La Fiesta Nacional representa la exaltación y el orgullo de lo que entre todos hemos sido capaces de alcanzar. Sólo con tener un poquito de perspectiva histórica y sensatez es posible reconocer el fuerte avance experimentado por la sociedad española de la España de los 60 con respeto al momento actual. Y ese avance es la manifestación de un triunfo colectivo. De todos. No hubiese sido posible sin la contribución de catalanes, vasco o gallegos. De la misma forma que ellos no hubiesen avanzado.

¿A qué se debe esta actitud? Sin duda hay que contemplarla en clave electoral. La “nueva casta” piensa siempre más en términos de intereses partidistas que de servicio público e interés ciudadano. Más allá de la coherencia de muchos de sus militantes y cuadros, la estrambótica dirección siempre se mueve en onda mediática. No cabe duda que la alcaldesa de la segunda ciudad del país marca sus pautas. No hay paso que se dé que no esté condicionado por la búsqueda de su hegemonía política en Cataluña. En definitiva una manifestación más del populismo versátil.  

Sólo con convicciones firmes y con una identidad política propia se puede avanzar. La denominada izquierda ora leninista, ora socialdemócrata, carece de la consistencia necesaria para dar respuesta a los problemas de los españoles. Es la consecuencia del hartazgo de muchos ciudadanos ante una forma de hacer y concebir la acción política después de una época de abundancia. Pero su praxis nos conduciría a una situación social mucho peor, de la que dan buena cuenta los resultados de algunos estados que le sirven de modelo. 

No podemos confiar nunca en quien reclama la conflictividad social para exaltar la necesidad de su presencia y hace de la profundización de los problemas su razón de ser. Buena prueba de ello es que no son capaces de resaltar el trabajo colectivo de todos manifestado en la Fiesta Nacional. Tienen, sin duda, un complejo de Estado y hacen un uso instrumental de la política.


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