miércoles, 27 de diciembre de 2017

2017, el año del delirio



Si catalogué 2016 como “el año que vivimos peligrosamente”, 2017 puede calificarse como “el año del delirio”. Sí, el delirio de muchos catalanes, pero también de otros españoles que a través de diferentes instituciones, entre ellas partidos políticos y algunos medios de comunicación, han ido deformando día a día la realidad y llevado a mucha gente a vivir en un mundo paralelo de ensueño. Un sueño trasladado a una realidad virtual del que se han hecho partícipes personas de buena fe, pero cuyos deseos no pueden cumplirse o que, al menos, resultará muy difícil llevar a cabo. Uno a los cincuenta puede pretender igualar a Messi o Ronaldo, pero la realidad nos dice que esa película sólo es posible en el delirio de un necio.

Hannah Arendt nos recuerda que no son los hechos los que acaban por convencernos, sino la consistencia del grupo al que sentimos pertenecer y con el que nos identificamos. Una vez más el componente emocional está por encima del racional y el acercamiento objetivo a la identificación de los problemas. Visto lo visto, uno puede concluir que la épica en la acción política, aunque ésta sea imposible de cumplir, puede llegar a ser más atractiva que la propuesta sensata y respetuosa hacia el ciudadano, siempre que aquélla venga aderezada con un lenguaje tribal. Mentiras y realidades pueden encajar perfectamente en este proyecto de seducción; a ello se ha de unir inexorablemente la polarización de “buenos y malos”, de “ganadores y perdedores”. Ingredientes que han formado parte de una gran parte de los acontecimientos acaecidos en el plano político en España en 2017.

Cataluña ha marcado la agenda política este último año. Día a día hemos podido comprobar cómo el delirio de Puigdemont y compañía crecía como una bola de nieve por momentos. La documentación incautada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a la persona de confianza del vicepresidente en su día de la Generalitat, el Sr. Oriol Junqueras, ha puesto de manifiesto que el sanedrín que gestionaba el delirio independentista era plenamente consciente de su inconsistencia e inviabilidad. Aun así, ha arrastrado a casi el 48 por ciento de los catalanes a ser partícipes de un proyecto colectivo incompatible con el marco legislativo actual del Estado, y que ha dividido en dos a la sociedad catalana, incluida sus familias. Un daño que tardará varias generaciones en recuperarse. La épica independentista amenaza con continuar en 2018, a pesar de sus efectos perniciosos ya manifestados sobre su economía y bienestar. El personalismo parece estar por encima del interés general y sólo el devenir de la fuerza de los hechos puede llevar a esa mayoría a pasar factura a sus delirantes dirigentes.

El delirio se ha trasladado también a otros ámbitos. El populismo emergente sueña con conquistar el poder. Y para ello vale todo. En ese delirio el Estado de Derecho queda supeditado a un nivel secundario, al igual que la ideología. Cómo si no se puede entender que se justifique el referéndum secesionista o el posicionamiento ideológico sea transversal en función de las expectativas electorales. En todo momento demuestran tener convicciones firmes para posiciones cambiantes. Siempre con el ojo puesto en el espejo retrovisor. La encuesta que marca las expectativas electorales determina el posicionamiento sobre cada tema y la pauta de actuación. Los fieles seguidores son meras comparsas. Todo indica que el delirio de los seguidores comienza a remitir, ante la falta de realismo evidente de sus propuestas, si bien sus promotores, aunque con fisuras, son resistentes al desaliento y alimentan la esperanza irreal de su delirio revolucionario. Nada nuevo, pero sí innovador por la transformación de la política utópica en política mediática, su razón de ser, a lo que se une el egocentrismo y personalismo de sus líderes. En 2018 continuará el delirio populista, sin duda, pero acabará mutando una vez más para poder garantizar la supervivencia de sus cabecillas, a la vez que irá languideciendo.

El delirio se traslada también a algunos partidos políticos en 2017. Los programas electorales y sus líneas de actuación política pueden llegar a ser meros instrumentos para dar respuesta a las aspiraciones de su líder, y equipo de compañía. Promesas que en muchos casos son inconsistentes y carecen de solvencia y realismo suficiente para llevarlas a término, pero permiten cantar al oído lo que quieren oír sus seguidores de partido y con ello ganarse su confianza, aunque la letra no rime ni con lo que necesita el país ni con la trayectoria del partido. Ese delirio puede generar réditos a corto plazo en el ámbito interno, pero minar la confianza y credibilidad de los ciudadanos que no se prestan a confundir su realidad con ofertas electorales que entran en contradicción con lo que se ha dicho y hecho, a la vez que genera dudas su viabilidad. Un proceso que puede conducir a una gran frustración interna cuando no se cumplen las expectativas y a perder la razón de ser de su proyecto político.

España necesita realismo. La nueva forma de entender y desarrollar la política está muy alejada de la propia naturaleza de la acción política. 2017 es un claro ejemplo a no seguir en los próximos años. Los españoles necesitan ganar el futuro y para ello se requiere tener la cabeza fría y los pies en la tierra. El delirio no puede marcar nuestra guía de acción. Y los ciudadanos tienen que penalizar a quienes les intente persuadir con programas y promesas incumplibles que sólo llevan a la frustración y pérdida de credibilidad, antes o después, de quienes promueven el delirio.
   



sábado, 23 de diciembre de 2017

10 años de AVE en Segovia



El 22 dediciembre de 2007 a Segovia por segunda vez le tocó el “premio gordo” de la lotería, pero en esta ocasión de otra manera. Ese día el presidente Zapatero, junto con un amplio séquito, en el cual me encontraba como subdelegado del Gobierno en Segovia, puso de largo, en un acto muy sencillo, celebrado tanto en las estaciones de Segovia como Valladolid, a la alta velocidad entre Madrid, Segovia y Valladolid, que comenzó a operar al día siguiente. La conexión de Segovia a través de alta velocidad con el resto de España es una realidad que ya quisieran haber contado otras ciudades de España con tanta premura como la nuestra. Hoy, la mayor parte de las ciudades de nuestro país siguen aún fuera de este proyecto. Una situación que conviene valorar. Segovia en esta ocasión no perdió el tren, como en otras tantas muchas con otros proyectos de Estado.

En estos años transcurridos los AVE y los Avant que circulan por la red, especialmente, han contribuido al impulso del turismo y el asentamiento de población en nuestra provincia. Los fines de semana, pero también con diferente intensidad el resto de los días de la semana en función de la época del año, el turismo se acerca desde Madrid y en menor medida Valladolid a conocer Segovia. La hostelería ha sido la principal beneficiada por este turismo de aluvión que disfruta de nuestra gastronomía y hace compras en el comercio; o asiste a los actos culturales de la ciudad de Segovia. La estancia rara vez supera el día, pero sin duda contribuye al mantenimiento de puestos de trabajo y a un mayor dinamismo del sector servicios. La potencialidad que ofrece el tren a la ciudad y a la provincia puede ser aún mayor, pero para ello es necesario ofrecer a toda esta pléyade de viajeros que se acercan a conocer la ciudad y su entorno algo más. Es una cuestión de oferta tanto pública como privada, y hasta el momento la imaginación no ha brillado mucho.   

La accesibilidad que ofrece la alta velocidad a Madrid, en escasos 25 minutos, o a Valladolid, en 35, ha permitido que muchos segovianos puedan vivir en Segovia y desplazarse a diario a sus puestos de trabajo en estas ciudades con una enorme comodidad y a un coste muy bajo, de lo contrario se verían obligados a vivir fuera, con el consiguiente impacto económico y de bienestar para ellos. Bien es cierto, que el viaje está subvencionado por el Estado y su tarifa no responde al coste real. Además, la nueva red ha permitido la conexión de Segovia de forma directa con toda España. Los Alvia cumplen un papel excelente. Desde Segovia no sólo se puede ir a León en un tiempo de una hora, sino que existe conexión directa con Galicia, Oviedo y Gijón, Bilbao, San Sebastián, Levante... Una conectividad que ofrece enormes posibilidades a la promoción turística de la provincia, pero también a la gestión para las transacciones comerciales. Desde hace 10 años se sigue echando en falta programas de promoción turística en esas zonas de España que hagan atractivo nuestro patrimonio, cultura y tradiciones para potenciar el turismo rural hacia la provincia. La Junta y la Diputación tienen una asignatura pendiente, en un trabajo conjunto con los ayuntamientos y empresarios de cada comarca.

El AVE generó unas enormes expectativas. De ahí que la sensación para muchos sea agridulce. Nacido para Segovia en plena etapa de expansión del sector inmobiliario, hizo que muchos tuvieran delirios de grandeza, fundamentando las expectativas de crecimiento sobre bases inconsistentes. Se pensó que la presencia del AVE en la ciudad llenaría de viviendas las zonas de Juarrillos, Prado Bonal, Hontoria..., y que además esa expansión urbanística llegaría acompañada de la localización de nuevas empresas tecnológicas. A veces, cuando a uno le narraban esos cuentos con ojos vidriosos, no podía por menos de repasar mentalmente mis conocimientos de economía y hacer cuentas en silencio sobre el diferencial que una segunda vivienda en Segovia ofrecía sobre otra alternativa en Madrid, y calcular los años de amortización. La crisis de los años posteriores cortó de forma drástica estos delirios, que con crisis o sin crisis necesitan un trabajo muy bien planificado y arduo para llegar a buen puerto.

Lo mejor, sin duda, puede estar por llegar. La alta velocidad puede y debe ser una excelente infraestructura para el desarrollo económico de Segovia, y en especial de la ciudad y su zona periurbana. Pero para que el AVE cumpla un papel aún mayor en la contribución al PIB es necesario un tejido industrial y un volumen de población aún muy superior a la que disponemos. Por suerte tenemos AVE, que ya lo quisieran otras muchas ciudades de nuestro país. El resto depende de nosotros.   



sábado, 16 de diciembre de 2017

La Base Mixta



La actualidad política sigue centrada en Cataluña. La “superficialidad y frivolidad política” sigue marcando la campaña, también en algunos de los míos, lo que hace poco atractivo, al menos para mí, situar mi artículo de esta semana en este esperpento político, aunque sea de una enorme trascendencia para España. Así, que lo dejo para la próxima, en la que los resultados darán mucho de sí. Prefiero analizar el tema que ha marcado la agenda política segoviana en las Cortes Generales esta última semana: el futuro de la Base Mixta.

La Base Mixta, el Parque y Centro de Sistemas Acorazados 2 (PCMASA2), denominación con la que se le conoce ahora, sito en el centro de la ciudad, es de una gran trascendencia para Segovia. Con algo más de 200 empleados, la mitad de los cuales son civiles, constituye uno de los principales centros industriales de la ciudad y de la provincia. Se trata de talleres que han ido evolucionando. Efectúan el mantenimiento de carros de combate -la mayoría muy antiguos-, y últimamente de un obús y de un blindado, el ‘Centauro’. Desde su fundación en 1802, como Maestranza de Artillería, ha ido evolucionando y modernizando sus instalaciones. No obstante, no han progresado al mismo ritmo que la evolución tecnológica del Ejército, ocupando un papel secundario en sus funciones logísticas. Hoy es un gran taller singular que puede llegar a ser prescindible.

En una de mis últimas preguntas parlamentarias, al requerir información al Ministerio de Defensa por el futuro de la Base Mixta su respuesta fue la siguiente: “El Ejército de Tierra (ET) se encuentra en un proceso de revisión de su estructura logística para optimizar las funciones desarrolladas por los órganos logísticos centrales (entre ellos el PCMASA2), buscando soluciones que permitan maximizar la eficiencia del sistema en el largo y medio plazo”. A la vez que anuncia que “en tanto en cuanto no se aclaren las actuaciones mencionadas no está permitido hacer ningún cambio en el PCMASA2”. O sea, incertidumbre. Lo que no le ha impedido ir reduciendo progresivamente la plantilla en estos últimos años, como así nos ha informado el Comité de empresa, y no convocar ninguna plaza en 2016, asignando 60 al centro de Villaverde y a la Base Mixta de Segovia ninguna. Sólo la petición del Comité y nuestra presión ha hecho que el ministerio se haya comprometido a dotar 18 plazas en 2018 y 11 más al año siguiente. Por tanto, hemos de estar en alerta. La ministra de Defensa, al preguntarle este diputado por la situación de la Base, dio una larga cambiada, y me remitió al secretario de Estado. En un alarde de generosidad, tuvo a bien recibirnos a los socialistas, después de múltiples peticiones, con todos los parlamentarios del PP -acudió el senador socialista-. Este claro sentido patrimonial partidista de lo público de quien forma parte del Gobierno de todos los españoles, lo plasmó en el encuentro en indefinición para el futuro del centro.

Segovia es una provincia con escaso tejido industrial. El arraigo de la Base Mixta en la ciudad y su buena comunicación le hace merecedora de seguir contando con esta importante plataforma logística del Ejército y además mejorada, ampliada y como centro tecnológico de referencia. Provincias como la nuestra, que sufren un enorme problema de despoblación y envejecimiento, a la vez que carecen de un sector industrial potente que impulse la economía y evite el éxodo juvenil, deben ser prioritarias para las inversiones del Estado. La influencia de centros como Villaverde (PCMASA1) por su proximidad al centro de decisión, no puede invalidar en ningún caso el desarrollo de políticas de equilibrio y redistribución de riqueza, como es la que exigimos para Segovia. La evolución tecnológica hace que la logística militar requiera en los próximos años renovación y fuertes inversiones. Por eso en nuestra Proposición no de Ley (PNL) debatida en martes en el Congreso y el lunes en el Senado pedíamos un “Plan de inversión” para la Base Mixta para los próximos cuatro años; definir una nueva “cartera de prestaciones del centro”; cuantificar la inversión; y mantener y renovar al personal que se vaya jubilando, como pedía el Comité de Empresa. Este mandato al Gobierno fue dado al aprobarse la iniciativa del PSOE con los votos favorables de todos los grupos, salvo las abstenciones del PP y del PNV. Aunque parezca un contrasentido, la misma iniciativa fue rechazada por el PP el lunes en el Senado, si bien aprobaron con posterioridad una suya que sólo apostaba por cubrir las bajas de la plantilla, propuesta que estaba contenida también en la iniciativa del PSOE. Algo que sólo se puede comprender si se participa de una cultura de partido en la acción política, que antepone los propios intereses a los de los segovianos, como viene haciendo el PP de Segovia. Y más cuando el debate lo llevan siempre al terreno de la descalificación personal, alejándose de la argumentación y de la propia racionalidad del problema. ¿O acaso el ministerio no va hacer grandes inversiones en la logística y el mantenimiento de equipos militares? Lo reconoce Defensa. ¿Por qué entonces no podemos defender y pedir que se potencie este centro en Segovia? ¿O el problema es que no ha tomado el PP la iniciativa porque no se ha ilustrado y dedicado el tiempo suficiente para conocer el sector? Un problema de cortedad de miras en todo caso.

Ahora la pelota está en el tejado del Ayuntamiento. Son ellos los que tienen que defender con toda la consistencia posible el futuro y modernización de la Base Mixta para contar con un centro industrial más potente que genere más empleo y riqueza en Segovia. Y para ello sería muy bueno partir de una posición unánime de los diferentes grupos que integran el Ayuntamiento. C’s ya lo hizo en la Comisión de Defensa. El apoyo parlamentario lo van a tener. Espero que para entonces los parlamentarios del PP hayan recapacitado sobre sus errores. 







domingo, 10 de diciembre de 2017

La dignidad de un barrio



El pasado 18 de noviembre fuimos muchos los segovianos que nos manifestamos para pedir un centro de salud para Nueva Segovia. Un barrio que cuenta con cerca de 8.000 habitantes, el mayor de la ciudad. En la manifestación no sólo estaban los vecinos del barrio, sino otros muchos segovianos de otras zonas de la ciudad que reclaman la inmediata construcción de esta infraestructura sanitaria para garantizar un servicio público sanitario digno a sus vecinos y mejorar su accesibilidad. Entre los asistentes se encontraba la alcaldesa de Segovia y también la portavoz de la oposición, la cabeza de lista del Partido Popular, acompañada de la mayor parte de sus concejales. La misma que el último día de campaña electoral nos anunció que había hablado con el presidente de la Junta, y la garantizó que en esta legislatura estaría en funcionamiento el centro de salud, en un claro gesto electoral para mejorar su expectativa electoral, lo que por cierto no se produjo.

Una vez superado el ecuador de la legislatura municipal, no sólo no se ha avanzado en la promesa, sino que ha ido a peor. Incluso después del éxito de la manifestación convocada por el colectivo vecinal ‘San Mateo’, la portavoz de la oposición en el último pleno municipal ha hecho suya la condición impuesta por la Junta para avanzar en el proyecto, que no es otra que la aprobación con carácter previo de la Ley de Ordenación del Territorio de Castilla y León. Quedan muy lejos aquellas palabras del presidente de la Junta en las que afirmaba: “Si los castellanoleoneses nos renuevan su confianza en las urnas el próximo 24 de mayo -y así lo hicieron-, iniciaremos los trámites en 2016 para que Segovia tenga un nuevo centro de salud durante la próxima legislatura”. Se trata de una tomadura de pelo que atenta contra la dignidad de un barrio. La política clientelar ha sido una constante del PP en Castilla y León. Una forma de entender la acción política muy lejana a la que reclaman los ciudadanos y que contribuye a mermar la confianza y credibilidad de la política y de los políticos en general.

Las promesas del consejero de Sanidad no son de fiar, como no lo han sido hasta el momento las de sus antecesores. El PP prometió por primera vez el centro de salud en Nueva Segovia en 2006. En 2007 el consejero de Sanidad prometió la dotación del centro en un plazo de dos o tres años, con lo que se cumpliría el Plan de Infraestructuras Sanitarias 2002-2010. Finalizado el plan, la Junta no ha proyectado aún el centro. De los 5,3 millones de euros que requiere su inversión, ha presupuestado 100.000 euros para este año que termina ahora, y 200.000 en 2016. No han gastado ni un sólo euro de los asignados. Hasta el día de hoy todo han sido gestos para salir del paso, pero sin avance concreto. Lo mismo que han hecho con la unidad de radioterapia después de prometerla y volverla a prometer. Hace un mes el propio consejero de Sanidad nos recordaba que la construcción del centro tenía como paso previo la reordenación de las diferentes zonas de salud; esta semana anuncia su compromiso a través del delegado territorial. Es un juego poco serio, a la vez que una falta de respeto a los vecinos de Nueva Segovia.

Los 8.000 segovianos de Nueva Segovia son atendidos actualmente en el centro de salud de La Albuera. La zona de salud adscrita a este centro tiene una población superior a los 18.000 ciudadanos. Acoge a los vecinos de los barrios de La Albuera, Nueva Segovia, El Palo, Mirasierra, San José, Comunidad de Ciudad y Tierra, así como parte del barrio de El Salvador. La Comisión de Sanidad de las Cortes de Castilla y León, a propuesta del Grupo socialista, ha conseguido el respaldo del Parlamento autonómico para la creación de la “cuarta Zona Básica de Salud” y la inclusión del centro de salud de Nueva Segovia en el II Plan de Infraestructuras sanitarias. El mandato parlamentario existe, se trata pues de una cuestión de voluntad del gobierno autonómico.

La portavoz municipal del PP en el Ayuntamiento de Segovia no puede seguir anteponiendo los intereses del Gobierno del PP en la Junta  a los intereses de Nueva Segovia. Y no puede seguir practicando el “cinismo político”. Está bien que ella y su equipo asistan a una manifestación reivindicando a la Junta la mayor premura posible en la construcción del centro de salud que ella prometió a los vecinos del barrio, pero a partir de ahí no se puede decir una cosa y la contraria, como hizo en el último pleno, creando falsas expectativas sobre un servicio tan preciado como es la asistencia sanitaria. Es el momento de estar a la altura de las circunstancias y de anteponer los intereses de los vecinos por encima de los intereses del partido.