sábado, 23 de diciembre de 2017

10 años de AVE en Segovia



El 22 dediciembre de 2007 a Segovia por segunda vez le tocó el “premio gordo” de la lotería, pero en esta ocasión de otra manera. Ese día el presidente Zapatero, junto con un amplio séquito, en el cual me encontraba como subdelegado del Gobierno en Segovia, puso de largo, en un acto muy sencillo, celebrado tanto en las estaciones de Segovia como Valladolid, a la alta velocidad entre Madrid, Segovia y Valladolid, que comenzó a operar al día siguiente. La conexión de Segovia a través de alta velocidad con el resto de España es una realidad que ya quisieran haber contado otras ciudades de España con tanta premura como la nuestra. Hoy, la mayor parte de las ciudades de nuestro país siguen aún fuera de este proyecto. Una situación que conviene valorar. Segovia en esta ocasión no perdió el tren, como en otras tantas muchas con otros proyectos de Estado.

En estos años transcurridos los AVE y los Avant que circulan por la red, especialmente, han contribuido al impulso del turismo y el asentamiento de población en nuestra provincia. Los fines de semana, pero también con diferente intensidad el resto de los días de la semana en función de la época del año, el turismo se acerca desde Madrid y en menor medida Valladolid a conocer Segovia. La hostelería ha sido la principal beneficiada por este turismo de aluvión que disfruta de nuestra gastronomía y hace compras en el comercio; o asiste a los actos culturales de la ciudad de Segovia. La estancia rara vez supera el día, pero sin duda contribuye al mantenimiento de puestos de trabajo y a un mayor dinamismo del sector servicios. La potencialidad que ofrece el tren a la ciudad y a la provincia puede ser aún mayor, pero para ello es necesario ofrecer a toda esta pléyade de viajeros que se acercan a conocer la ciudad y su entorno algo más. Es una cuestión de oferta tanto pública como privada, y hasta el momento la imaginación no ha brillado mucho.   

La accesibilidad que ofrece la alta velocidad a Madrid, en escasos 25 minutos, o a Valladolid, en 35, ha permitido que muchos segovianos puedan vivir en Segovia y desplazarse a diario a sus puestos de trabajo en estas ciudades con una enorme comodidad y a un coste muy bajo, de lo contrario se verían obligados a vivir fuera, con el consiguiente impacto económico y de bienestar para ellos. Bien es cierto, que el viaje está subvencionado por el Estado y su tarifa no responde al coste real. Además, la nueva red ha permitido la conexión de Segovia de forma directa con toda España. Los Alvia cumplen un papel excelente. Desde Segovia no sólo se puede ir a León en un tiempo de una hora, sino que existe conexión directa con Galicia, Oviedo y Gijón, Bilbao, San Sebastián, Levante... Una conectividad que ofrece enormes posibilidades a la promoción turística de la provincia, pero también a la gestión para las transacciones comerciales. Desde hace 10 años se sigue echando en falta programas de promoción turística en esas zonas de España que hagan atractivo nuestro patrimonio, cultura y tradiciones para potenciar el turismo rural hacia la provincia. La Junta y la Diputación tienen una asignatura pendiente, en un trabajo conjunto con los ayuntamientos y empresarios de cada comarca.

El AVE generó unas enormes expectativas. De ahí que la sensación para muchos sea agridulce. Nacido para Segovia en plena etapa de expansión del sector inmobiliario, hizo que muchos tuvieran delirios de grandeza, fundamentando las expectativas de crecimiento sobre bases inconsistentes. Se pensó que la presencia del AVE en la ciudad llenaría de viviendas las zonas de Juarrillos, Prado Bonal, Hontoria..., y que además esa expansión urbanística llegaría acompañada de la localización de nuevas empresas tecnológicas. A veces, cuando a uno le narraban esos cuentos con ojos vidriosos, no podía por menos de repasar mentalmente mis conocimientos de economía y hacer cuentas en silencio sobre el diferencial que una segunda vivienda en Segovia ofrecía sobre otra alternativa en Madrid, y calcular los años de amortización. La crisis de los años posteriores cortó de forma drástica estos delirios, que con crisis o sin crisis necesitan un trabajo muy bien planificado y arduo para llegar a buen puerto.

Lo mejor, sin duda, puede estar por llegar. La alta velocidad puede y debe ser una excelente infraestructura para el desarrollo económico de Segovia, y en especial de la ciudad y su zona periurbana. Pero para que el AVE cumpla un papel aún mayor en la contribución al PIB es necesario un tejido industrial y un volumen de población aún muy superior a la que disponemos. Por suerte tenemos AVE, que ya lo quisieran otras muchas ciudades de nuestro país. El resto depende de nosotros.   



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