La Unión Europea acaba de cumplir 60 años. La vieja Europa, como
concepto territorial y geopolítico, es mucho más antigua. A finales del siglo
VIII, con Carlomagno, surge la primera idea conceptual de Europa; más tarde,
Napoleón y Hitler, a su manera, intentaron expandir su afán imperialista. Es en
el siglo XX, tras dos guerras fratricidas, cuando los europeos apostaron por la
paz, la convivencia, la libertad, los derechos, la creación de riqueza y la
solidaridad. Lo hicieron con los Tratados de Roma del año 57 y las sucesivas
adhesiones de países y actualización del marco normativo en el tiempo que nos
han traído hasta la actual Unión Europea: hoy, la Europa de los 27, descontado
el Reino Unido. Una historia de éxito económico y social, a pesar de las
dificultades que existen en el momento actual, pero hemos de evaluar a la Unión
en el conjunto de sus etapas históricas.
La libre circulación de bienes, personas y la moneda única ha supuesto
para los 508 millones de habitantes de los 28 países que integran la Unión en
la actualidad no sólo un mayor dinamismo
económico, sino también el refuerzo de lazos culturales e institucionales que
han hecho de Europa la zona del mundo del mayor bienestar, a la vez que
solidaria. El Estado del Bienestar europeo es la herramienta de mayor cohesión
social de la que disponen los Estados para desarrollar la Justicia Social. Tras
30 años de adhesión a la UE, España ha alcanzado cuotas de bienestar que jamás
hubiese alcanzado sin su concurso institucional. Hoy los españoles son
plenamente ciudadanos europeos. Es un país moderno que participa de un modelo
de convivencia y una visión institucional, política y económica muy diferente a
la del año 85.
La crisis económica de 2008 ha llevado a La Unión Europea a una crisis
sin precedentes. El Brexit, los populismos emergentes de corte xenófobo, los
problemas de corte económico de la eurozona, la crisis de los refugiados, la
marginación de amplias capas sociales y en especial de los jóvenes, la presión
de Rusia y Turquía y el nuevo presidente americano son algunas de las amenazas
a las que se enfrenta la Unión Europea en el momento actual. No son las únicas.
La amenaza del partido nacionalista de ultraderecha de Le Pen en Francia, la
Deuda griega o la bancarrota de la banca italiana son los temas más eminentes
de la agenda política que son necesarios superar. Sólo superando estos hitos
los europeos adquirirán confianza e ilusión en el proyecto europeo. No me cabe
la menor duda de que lo conseguiremos.
Europa es el mejor instrumento para dar respuesta a la economía global
y superar las actuales dificultades. Sólo desde una gobernanza global y
compartiendo la soberanía de los Estados que la integran de podrá avanzar en el
desarrollo social y mejorar el futuro de nuestros hijos. Para ello es necesario
‘más Europa’. Necesitamos profundizar en la unión económica y monetaria, en la
armonización fiscal y la búsqueda de nuevos instrumentos fiscales, como un
impuesto que grave las transacciones financieras. Pero, a la vez, hemos de
impulsar políticas económicas expansivas que permitan generar inversiones con
nuevos nichos de actividad y empleos de calidad. En especial para los más
jóvenes.
El modelo social europeo debe renovarse y adaptarse a las nuevas
circunstancias y tiempos. Hoy es más necesaria que nunca la colaboración entre
Estados para no dejar a su suerte a los parados de larga duración, a aquellas
personas que sufren los efectos de la pobreza energética y a los marginados.
Revitalizar la UE pasa, en primer lugar, por ayudar y establecer herramientas
para apoyar y no excluir a los más desfavorecidos; buscar una hoja de ruta
coherente que atienda primero a los retos más inminentes; y marcar un plan
estratégico para garantizar el bienestar de los europeos. En Europa nos necesitamos
todos, nuestro sino es ir unidos para hacer frente a los retos. Aquellos que
piensan que los Estados nación es la solución al problema van en contra de los
tiempos. La unión hace la fuerza, y sólo unidos conseguiremos una Europa
fuerte. Ojalá podamos llegar lo antes posible a la unión política con los
Estados Unidos de Europa. Gran parte de nuestros problemas quedarían reducidos
a la mínima expresión. Ese ha de ser nuestro objetivo.