El Gobierno de
coalición populista de Italia ha declarado la guerra económica a Bruselas. Sus
planes presupuestarios para el próximo año van en contra de las normas
presupuestarias que establece la
eurozona. Desde el inicio de la confrontación los efectos negativos se han
hecho notar: la prima de riesgo se ha doblado y la bolsa ha caído con fuerza.
Como consecuencia, en Italia hoy se invierte menos, el empleo se resiente y los
capitales huyen. Los costes de financiación se han disparado al nivel más alto
en cuatro años. Lo que haga Italia no le es indiferente a España ni al resto de
países de la zona euro. Su actitud puede producir enormes tensiones en el euro
y con ello elevar la prima de riesgo, que refleja mejor que cualquier otro
indicador la situación de inestabilidad política y social de los países. Así,
que ¡ojo con Italia!
Hay que tener en
cuenta que estas tensiones se han producido comprando deuda pública italiana el
Banco Central europeo (BCE), medida puesta en marcha por su presidente, el
italiano Mario Draghi, de la que tanto se han podido beneficiar países como
Italia y España. De lo contrario, la prima de riesgo sería aún mayor, como
pudimos comprobar en la crisis de 2010 a 2012. En España la prima de riesgo
también ha subido pero se encuentra en 118 puntos básicos (pb) -al escribir
este artículo-, frente a los 311,20 pb de la italiana. España, en 2019, tendrá
que emitir 220 mil millones de euros de deuda pública. Si la prima de riesgo
alcanzase el nivel de Italia tendríamos que pagar 3.000 millones más de
intereses de la deuda. En su momento, Rajoy siguió el mismo camino que los
italianos y en un acto de “patriotismo” recordó a los integrantes de la
Comisión, a la salida de una cumbre, que España era un país soberano y el
déficit le marcaba el Gobierno de España. Los efectos no se hicieron esperar.
Los intereses de las nuevas emisiones de bonos subieron al 7 por ciento, y en
menos de un mes estábamos pidiendo un rescate por valor de 100.000 millones de
euros. La historia conviene recordarla, sobre todo porque nos enseña y nos
puede evitar cometer errores.
El líder de la
Liga de extrema derecha, Matteo Salvini, parece más preocupado por consolidar
una posición política ante las próximas elecciones europeas que por dar respuesta
a los problemas de su país. Está dispuesto a anteponer sus intereses políticos
a los económicos, y con ello poner en riesgo a todos los 19 países que formamos
parte del club del euro. Ha llegado a decir, en un tono desafiante hacia los
mercados financieros, que “la prima de riesgo de Italia no superará los 400
pb”. Está plenamente convencido de que prestatarios italianos estarían
dispuestos a comprar la deuda italiana si no lo hicieran los inversores
extranjeros. Este concepto autárquico es incompatible con la situación actual
de la deuda italiana, la mayor deuda en relación al PIB de Europa. La
ignorancia es libre. De seguir las cosas así - Italia se encuentra a sólo un
paso del bono basura- los capitales huirán. Los italianos tendrán problemas
para pagar a los pensionistas y funcionarios -¿les suena? ¿Les recuerda la
modificación del 135?-, y el Gobierno de Italia con su vicepresidente al
frente, el Sr. Salvini, tendrá que agachar las orejas y pedir un rescate. Pero,
ante esta situación, es altamente probable que el euro esté roto y el efecto
contagio se extienda a la zona euro y afecte entre otros países a España.
La crisis
italiana será una enorme oportunidad para los que están esperando a echar la
culpa de todo lo malo que pueda pasar en este país al nuevo Gobierno y sueñan
con unas elecciones inmediatas que embarren aún más el escenario político. De
la misma forma que en los estertores de la “Gran Depresión internacional de
2008”, el problema para la derecha española era del malvado Zapatero, y lo que
estaba empezando a ocurrir en España en esos años no ocurría en el resto del
mundo para ellos, ahora tienen un posible escenario para echar la culpa, si eso
sucede, al malvado Sánchez. ¡Ojalá no tengamos la oportunidad de comprobarlo,
por el bien de España! Si Italia se acaba despeñando, el resto de los países de
la zona euro tendremos que actuar y adaptar nuestra política presupuestaria a
la nueva coyuntura. Lo que pinta bien para dinamizar la economía y generar
bienestar a través de una expansión del gasto y un mayor dinamismo económico
puede convertirse en un lastre si por factores externos se quiebra el ciclo de
crecimiento. Y para nosotros una gripe de los italianos puede tener unos
efectos muy negativos, aunque el contagio sea buscado por la locura
nacionalista y xenófoba.
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