El alcalde Pedro Arahuetes y su equipo de Gobierno han pedido disculpas por dejarse arrastrar por la oposición en “una dinámica de insultos y peleas absurdas sobre temas sin trascendencia”, como él mismo lo ha calificado. En la vida política es difícil encontrar un alcalde que sea capaz de reconocer sus errores. Por suerte para los segovianos, su alcalde lo ha hecho, lo que pone de manifiesto su altura de miras. No en vano, él y su equipo cuentan con la experiencia de seis años de Gobierno municipal.
Pero, además, ha invitado a la oposición a centrase en el desarrollo de los grandes proyectos que tiene la ciudad de Segovia: el Palacio de Congresos y Exposiciones; el CAT; el aparcamiento del Hospital General… Y así hasta 18. No se trata de amordazar a la oposición, ni de sacar fuera del debate político estos temas de especial trascendencia para la ciudad, como ha querido interpretar el presidente provincial del PP, sino de trabajar conjuntamente en su desarrollo; sin estridencias, sin buscar recovecos para poner zancadillas y evitar avances, para luego hacer ver a los segovianos los malísimo que es Pedro Arahuetes y su equipo.
No, no se trata de eso. Se trata de abandonar la política rancia y hacer política con mayúsculas: con el equipo de Gobierno liderando, proponiendo proyectos y gestionando; y con la oposición haciendo una crítica constructiva y dura, si fuese necesario, sobre el fondo del asunto, integrándose, en su caso, en la gestión de los diferentes proyectos y actividades, con la lealtad que merecen los intereses de la ciudad de Segovia -el alcalde lo ha ofrecido-.
No deja de sorprender la respuesta que ha dado la oposición a la oferta del alcalde: un sí, pero no. Respuesta que, como en otras ocasiones, se dirige en un tono personalista. En el fondo de la nota publicada en la web del PP subyace una rivalidad de fondo de la portavoz de la oposición con su alcalde, al que dedica algún calificativo cariñoso, como “arrogante y autosuficiente”, que complementa el calificativo de "mafioso" de hace unos días ; o le cuestiona la voluntad de la propuesta, al interpretar que es el propio alcalde el que necesita el Pacto para sí mismo. Ya se sabe aquello que recuerda el viejo refrán de que “piensa el ladrón que todos son de su condición”.
Y es que, para gobernar, primero hay que pensar en los intereses de los ciudadanos y trabajar por ellos; y después, en uno mismo. Por suerte para los segovianos, Arahuetes y su equipo, con independencia de los errores que hayan podido cometer, que los ha habido, se mueven y trabajan siempre para conseguir lo que interesa a Segovia. Me temo que aún la oposición no ha entrado en esa dinámica, pero todo indica que les va a costar.
Pero, además, ha invitado a la oposición a centrase en el desarrollo de los grandes proyectos que tiene la ciudad de Segovia: el Palacio de Congresos y Exposiciones; el CAT; el aparcamiento del Hospital General… Y así hasta 18. No se trata de amordazar a la oposición, ni de sacar fuera del debate político estos temas de especial trascendencia para la ciudad, como ha querido interpretar el presidente provincial del PP, sino de trabajar conjuntamente en su desarrollo; sin estridencias, sin buscar recovecos para poner zancadillas y evitar avances, para luego hacer ver a los segovianos los malísimo que es Pedro Arahuetes y su equipo.
No, no se trata de eso. Se trata de abandonar la política rancia y hacer política con mayúsculas: con el equipo de Gobierno liderando, proponiendo proyectos y gestionando; y con la oposición haciendo una crítica constructiva y dura, si fuese necesario, sobre el fondo del asunto, integrándose, en su caso, en la gestión de los diferentes proyectos y actividades, con la lealtad que merecen los intereses de la ciudad de Segovia -el alcalde lo ha ofrecido-.
No deja de sorprender la respuesta que ha dado la oposición a la oferta del alcalde: un sí, pero no. Respuesta que, como en otras ocasiones, se dirige en un tono personalista. En el fondo de la nota publicada en la web del PP subyace una rivalidad de fondo de la portavoz de la oposición con su alcalde, al que dedica algún calificativo cariñoso, como “arrogante y autosuficiente”, que complementa el calificativo de "mafioso" de hace unos días ; o le cuestiona la voluntad de la propuesta, al interpretar que es el propio alcalde el que necesita el Pacto para sí mismo. Ya se sabe aquello que recuerda el viejo refrán de que “piensa el ladrón que todos son de su condición”.
Y es que, para gobernar, primero hay que pensar en los intereses de los ciudadanos y trabajar por ellos; y después, en uno mismo. Por suerte para los segovianos, Arahuetes y su equipo, con independencia de los errores que hayan podido cometer, que los ha habido, se mueven y trabajan siempre para conseguir lo que interesa a Segovia. Me temo que aún la oposición no ha entrado en esa dinámica, pero todo indica que les va a costar.
2 comentarios:
Pues la que tenemos ahora dista mucho de esa "altura de miras".
jejeje ante todo objetividad...la altura de miras de los objetivos de segovia!
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