sábado, 2 de marzo de 2013

Travesía de la Mujer Muerta




Si hay una montaña emblemática en la Sierra del Guadarrama, esa es la Mujer Muerta. Para alguno de nosotros es consustancial con nuestra propia existencia. La hemos visto prácticamente todos los días de nuestra vida. Subir a la Mujer Muerta es un acto mítico. Y mucho más si se hace con un gran manto de nieve. Hace unos días tuve la oportunidad de hacer la tradicional travesía de la Mujer Muerta nevada que organiza un club de montaña de Segovia con un grupo de amigos. Maravillosa. No lo olvidaré jamás. Ya estoy descontando los días que faltan para la próxima edición, lo que no me impedirá subir esta primavera y verano una o dos veces, como otros años. La travesía con nieve tiene algo especial que recomiendo hacer; eso sí bien equipado y bajo la tutela de personas expertas.

“Cuenta la mitología que la sierra era el centro de un reino gobernado por un rey que tras la muerte de su mujer se había desvivido por su propia hija. Su egoísmo le llevó a protegerla para  evitar su marcha, provocando en la joven sueños de profundos amores que la convertían en alma quieta y apenada. Un día sus ojos se cruzaron con un joven apuesto que venía acompañado de otro gigantesco y fuerte. Las miradas ardieron y para mirarse no hubo que mediar palabra. Enterado el padre, de un abrazo desmedido asfixió a la princesa, y enloquecido la llevó a la sierra donde enloquecido la abandona ante la cercanía del enamorado y de su fiel escudero. El joven, cual hombre, al encontrarla desnuda y con los brazos sobre el pecho la llenó de lágrimas y, como Dios, la cogió en sus brazos y desapareció en el horizonte. Su gigantesco acompañante quedó encargado de tallar a la princesa en la montaña, tal y como la habían encontrado, por lo que amontonó aquí y talló allí, creando en la sierra la Mujer Muerta, a la que todos reconocemos cuando la nieve cubre cual manto blanco”.

La travesía comenzó en el Panorámico y terminó en la estación de Otero de Herreros ocho horas más tarde. Sin duda, el tramo más duro es la subida a la Pinareja (2.119 m) por el pinar donde a medida que vamos subiendo entre los pinos, cual de una escalera se tratase, la nieve comienza a tener a cada momento una presencia más intensa. Una vez superada la pinada la niebla no se hace esperar, no sin antes poder disfrutar de la enorme llanura castellana, que a veces se adivina en una nubosa mañana que a ratos se ilumina con unos tímidos rayos de sol.  De la Pinareja a la Peña del Oso (2.196 m); los que no llevamos crampones nos empezamos a dar cuenta de su utilidad, más cuando alguna compañera en su caída nos arrastra algún metro. Todo queda en una anécdota, lo que no impide que un botellín de agua siguiendo las leyes de la gravedad haga un amplio recorrido hacia la parte inferior de la colina. La visibilidad es mínima y solo la presencia de otros compañeros da seguridad. La llegada a la Peña nos sirve para descansar, sacar fotografías y admirar la belleza del paisaje.

A partir de este momento en el recorrido se alternan subidas y bajadas. La subida más fuerte al Pico del Pasapán (2.001 m) tiene el aliciente de poder compartir, después de una subida intensa aunque corta, de un almuerzo con el resto de los compañeros del grupo en un refugio cuyo interior está repleto de pirulís con un suelo helado. El resto del recorrido por la Sierra del Quintanar nos permite disfrutar de unas maravillosa vistas de San Rafael, El Espinar y Los Ángeles. La bajada iniciada desde el mirado del ‘Conde del Arco’, a través de diferentes fincas, nos permite abandonar la nieve y disfrutar del verdor de unas exuberantes praderas. Todo un reto para los gemelos de algunos o algunas por la intensidad de la bajada. Un buen remate para llevarse un buen recuerdo en los días siguientes.

Hacer la Travesía de la Mujer Muerta es un reto aconsejable para el que se requiere un buen equipamiento, estar algo en forma y sobre todo mucha ilusión y amor por la naturaleza. Algunos tenemos, además, la suerte de ser ponentes de la Ley del Parque Nacional del Guadarrama y poder contribuir de forma directa a defender el legado natural y medio ambiental de nuestra tierra.         

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