Los pactos son consustanciales a la acción política. No solo integran
posiciones desde distintas ópticas políticas para dar respuesta a diversos
problemas, sino que contribuyen a reforzar el sistema democrático y valores
como la tolerancia. Hemos presenciado estos últimos días dos importantes pactos
o acuerdos de naturaleza muy diferente. Uno, de ámbito nacional entre distintos
grupos políticos para reforzar la posición del Gobierno de España en la
negociación del último Consejo de Europa; y otro en el ámbito autonómico de
Castilla y León entre el PP y el PSOE, no sin pocas dificultades al objeto de
perfilar el modelo autonómico de ordenación del territorio.
Reforzar la posición negociadora de España en Europa era clave para
nuestros intereses y en especial para cambiar la política de austeridad a
ultranza de la Sra. Merkel, impulsar el empleo juvenil, mejorar la financiación
de las PYMES y avanzar en la unión bancaria. Rubalcaba tomó la iniciativa e
hizo la propuesta al Gobierno a través de una política parlamentaria. Rajoy no
tuvo más remedio que aceptar. Los intereses de España coinciden con las tesis
que mantiene la socialdemocracia y ahí Rubalcaba es un buen bastión para pelear
por ellos con Hollande y el italiano Letta. Rajoy y el Grupo Popular por suerte
lo vieron. Con su actitud no apoyaban al PSOE sino defendían los intereses de
España a los que les había coadyuvado el líder de la oposición.
A la oferta del PSOE se unieron los nacionalistas y se apuntó en la
votación UPyD. Un partido que se caracteriza por el populismo a ultranza y la
defensa de sus intereses electorales, cueste lo que cueste o pueda costar a los
españoles. IU desde un principio anuncio su oposición. Su líder reitera de
forma constante la necesidad de no pagar la deuda, lo que nos abocaría de forma
automática a la salida del euro y al ostracismo en el bienestar de los
españoles. Aún así, los españoles les conceden un alto respaldo, lo que es lo
mismo que “dormir con tu peor enemigo”.
Los resultados han sido discretos, pero se ha avanzado. Se reconoce que
la política de austeridad a ultranza nos lleva al suicidio colectivo. La
prioridad política para dar respuesta al empleo juvenil, habilitando fondos
europeos, y un nuevo horizonte para la unión bancaria, así como el establecimiento
de las bases para el Acuerdo de Libre Comercio con EEUU y, sobre todo, una
Alemania menos beligerante que pierde peso ante la socialdemocracia europea a
la que se apunta el PP español como mal menor.
En Castilla y León, el portavoz socialista en las Cortes autonómicas ha
dado la vuelta al Acuerdo Básico que firmase el secretario autonómico del PSOE
con la Junta y el PP. El nuevo acuerdo da consistencia y garantías al proceso
de ordenación territorial, respetando la autonomía local, garantizando la igualdad
de derechos entre los castellanos y leoneses del medio rural y urbano, y
garantizando una mayor seguridad jurídica al modelo territorial. Además, se
reabren los subcentros médicos de guardia cerrados en el horario nocturno y se
prorroga el Plan de Empleo durante los dos próximos años, incrementando un 10
por ciento su dotación -30 millones de euros-.
Una excelente negociación, que tiene varias claves. En primer lugar, los
temores del PP a los efectos de la Ley de Reforma Local que tramita el Gobierno
del PP en España y cuyos efectos pueden ser perversos e inciertos para Castilla
y León. En segundo lugar, la capacidad
negociadora y de aproximación bajo un contexto político y social de amplias
miras que no limita la negociación a posiciones personalistas. Y, en tercer
lugar, la posición de retirada del actual presidente de la Junta, con más ganas
de que acabe la legislatura y no pasar a la historia como el presidente de
Castilla y León que dilapidó las señas de identidad de gran parte de los
pequeños núcleos rurales. Todo ello lo ha sabido ver y gestionar Óscar López.
Los pactos siempre conllevan capacidad de negociación, pero no siempre
es posible. Tanto IU como UPyD están hoy día en la órbita de la diferenciación
propia, al margen de los intereses de España. Nunca bajo estas premisas será
posible el pacto. Lo mismo ocurre con otras materias que quiebran valores y
posiciones esenciales para las señas de identidad de cada formación
política.
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