jueves, 28 de noviembre de 2013

Pucherazo electoral


El debate a la totalidad en el Congreso de los Diputados de la reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha marcará un nuevo tiempo político a partir de este momento desde la Transición. Un tiempo que se va a caracterizar por la ruptura del consenso político en aquellas cuestiones que conforman el núcleo básico constitucional que ha existido hasta el momento. En este caso en lo referente al régimen electoral.

La reforma debatida en el Congreso conlleva la modificación del Estatuto de Autonomía de esa Comunidad para cambiar la actual horquilla de diputados autonómicos que recoge este texto a la baja. Con la aprobación de esta reforma sustentada en la mayoría absoluta del PP, el Gobierno popular presidido por la Sra. Cospedal, a la sazón secretaria general del PP en España, promoverá una reforma de la ley electoral autonómica de Castilla-La Mancha para que les otorgue la suficiente ventaja electoral. A su vez, elevará el techo para conseguir un diputado autonómico, con lo cual elimina a los grupos minoritarios en detrimento de la pluralidad de la Cámara.

Se trata de un auténtico “pucherazo electoral”. Sin ningún tipo de escrúpulo ni de honestidad democrática. Así lo puso de manifiesto el ponente que defendió la reforma del Estatuto en el Congreso. Con un descaro propio de un representante de un gobierno totalitario y ante la atenta mirada de la Sra. Cospedal en la tribuna de invitados, el ponente popular, el Sr. Llamazares, articuló la defensa de la reforma defendiendo la medida para reducir el gasto público y demonizando al partido socialista, no sin antes poner en valor al Gobierno popular de Castilla-La Mancha. Una argumentación débil y repleta de demagogia, mucho más cuando los actuales diputados autonómicos de Castilla-La Mancha solo cobran la dieta de asistencia y su dedicación es parcial. Por tanto, de ahorro nada.

Se trata de una reforma que busca la ventaja electoral del PP frente a otras fuerzas políticas. Una reforma que el PP va hacer extensible a otras comunidades como Galicia, Madrid, Extremadura, como ya han anunciado alguno de sus presidentes. Un reforma sin consenso como requieren los cánones democráticos. ¿Cómo se puede promover una reforma del régimen electoral de Castilla-La Mancha cuando la tramitación se ha saldado con 25 votos a favor y 24 en contra? Una reforma de esta naturaleza debe contribuir a la estabilidad democrática. Para ello debiera contar con la mayoría de los grupos y al menos una mayoría reforzada de dos tercios. De lo contrario, la inestabilidad política está servida. Se trata de una vuelta a las pautas políticas decimonónicas.

El PP tiene intención de ir más allá. La mayoría absoluta representa una oportunidad para adaptar la legislación electoral a sus intereses electorales. Y así, el Gobierno popular baraja la idea de modificar el régimen electoral local, de tal forma que gobierne siempre la lista más votada. ¡Casi nada! Con esta medida, la derecha se garantizaría el gobierno de gran parte de los municipios españoles, con independencia de que la izquierda supere con creces a la derecha, o de que exista  una coalición mayoritaria. Se quebraría así la esencia de la democracia. Pero al PP solo le preocupa y ocupa el control del poder.

Esta nueva dinámica, de la que ha sido pionera y ha impulsado la secretaria del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, nos lleva a una desestabilización política y a la desafección de los ciudadanos. Las distintas fuerzas políticas no se pueden quedar de manos cruzadas. Se trata de un golpe antidemocrático en toda regla que pone de manifiesto la frivolidad y falta de convicciones democráticas del PP. Una forma de actuar que va en sentido contrario a lo que está demandando la nueva sociedad de esta época. 


No hay comentarios: