¡A algunos les acompaña la suerte! Eso es lo que ha debido pensar
Zapatero al conocer la fabricación masiva de billetes (QE) por parte del Banco
Central Europeo (BCE) para comprar bonos del Estado y Corporativos. Si él
hubiese dispuesto de esa ayuda en 2010 hoy la situación de España y de la Eurozona
podría haber sido muy distinta. La ortodoxia financiera impuesta por los
conservadores europeos ha arrastrado a esta situación. Esta semana Draghi ha
dado un golpe de timón, y algunos dirigentes que no han apostado por esta
medida, como Rajoy, se van a beneficiar de ella. Sin duda, la suerte sonríe a
Rajoy y su partido.
El BCE ha lanzado un quantitative easing (QE) que va a
inyectar 60.000 millones de euros mensuales —en torno a 45.000 en bonos del
Tesoro, y el resto en activos privados, según las estimaciones del mercado—
entre marzo de este año y septiembre de 2016, lo que equivale a una inyección
de algo más de un billón de euros. Y lo más importante: el QE europeo se
mantendrá más allá de esa fecha si la inflación sigue dando disgustos y no se acerca
al objetivo del BCE, el 2 por ciento a medio plazo. El BCE limita el riesgo compartido al 20 por
ciento de la inversión. El resto deberá afrontarlo el banco central del país,
que es el que comprará los títulos emitidos por su Gobierno.
De nada servirá la expansión de la política monetaria a través de la QE
si no hay una demanda de bienes y servicios. Para garantizar sus efectos es
necesario un plan potente de inversiones productivas y una política fiscal
expansiva. Pero de nada sirve que los bancos tengan dinero para prestar, si las
empresas no tienen una oferta consistente.
La QE va
a contribuir a la devaluación del euro y
a la bajada de los intereses de la deuda. La medida contribuye a mejora la
competitividad de las empresas. Se van a beneficiar aquellas empresas
exportadoras, las financieras, porque podrán realizar sus plusvalías con su
cartera actual de deuda pública, los consumidores en general al bajar los
intereses de los créditos al consumo y de las hipotecas. Y, en general, los
ciudadanos que verán reforzada su confianza y lo lógico es que el empleo vaya
repuntando y podamos superar la deflación.
Claro
que también hay detractores del QE, pero son los menos. En EEUU la política
expansiva del gasto público ha dado resultado y el empleo se ha recuperado. Hay
quienes piensan que la inyección de un billón de euros a la eurozona sin atajar
los problemas estructurales es un error. En ausencia de cambios en las
condiciones fundamentales, los bancos no prestarán más, sino únicamente atesorarán
la liquidez que han recibido.
Todo
indica que las medidas de Draghi, como ya lo hiciera cuando anunció la
disponibilidad del BCE a comprar deuda, lo que permitió una bajada drástica de
la prima de riesgo, pueden y deben contribuir a reactivar la economía española
y la creación de empleo. Esta nueva situación puede llevarnos –y ojalá sea así-
al nuevo milagro económico español. Rajoy no tendrá ningún problema en
adjudicárselo y el aparato de propaganda mediático del PP hará lo propio. ¿Lo
dudaban? La mentira y la propaganda forman parte del core de negocio del PP.
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