Por fin el Gobierno popular ha anunciado la autorización de las obras
de desdoblamiento de la variante segoviana, la SG-20. Un proyecto finalizado en
la etapa socialista y que lleva en los cajones más de tres años. Ahora se
anuncia a bombo y platillo. Su licitación no estará lista antes de verano, y
las obras comenzarán un mes o dos antes de las elecciones. Justo para vender en
las elecciones las excelencias del PP frente a la mala gestión de los
socialistas.
Electoralismo puro. Tiempo al tiempo. No tardarán mucho en llegar los
grandes carteles visibles desde la carretera. Y contaremos con toda seguridad
con la visita de la ministra de Fomento, Ana Pastor, para propagar las bondades
peperas. Política en la que es de justicia reconocer las virtudes de la titular
de la esta cartera. Y ella, como persona competitiva que es, no desaprovechará
la visita a la provincia de la que es titular el portavoz de Fomento del Grupo
Parlamentario Socialista, y a la vez su par en el Congreso a la hora de medirse
en tribuna. Una forma de concebir la acción política de la que no participo,
aunque tenga que soportar de forma continua en la tribuna los envites
populistas.
La SG-20 fue promovida por el Gobierno socialista de Felipe González y
ejecutada por el Gobierno popular de Aznar, no sin antes cambiar el proyecto,
dejándola en una carretera de doble sentido casi en sus 15 kilómetros de
longitud. Se puso en funcionamiento en 2000. Costó del orden de 30 millones de
euros. En 2001 ya se estaba planteando su desdoblamiento. Diseñada para
soportar un tráfico de 6.200 vehículos diarios, en la actualidad sobrepasa
algunos días los 18.000. Es una vía muy peligrosa. En ella ha habido muchísimos
accidentes. Han muerto hasta el momento 14 personas. En definitiva, una vía mal
proyectada y cuyos efectos los hemos sufrido los segovianos especialmente.
Esta vía es el camino más corto y económico entre Madrid y Valladolid.
Es un cuello de botella. Pero, además, es el más barato. Esta ruta está exenta
de peajes, lo que hace que gran parte del tráfico pesado se desplace por ella,
convirtiéndose el tramo de la SG-20 en muy peligroso, al no poder mantener la
velocidad uniforme y alta de las dos autovías que se interconectan a través de él.
El Gobierno quiere abordar un tramo mediante el ‘método alemán’ –el
comprendido entre la A-601 y CL-603- y el otro por el sistema tradicional. En
todo caso, el capricho de Cascos de no desdoblarla desde el principio nos va a
llevar a un coste de 68 millones de euros, cuando si se hubiese abordado el coste
no habría superado los 40 millones. Esa es la buena gestión del PP. Ahora, el ‘método
alemán’ conlleva otro importante sobrecoste. La cifra ofrecida por el
ministerio en su nota de prensa no cuadra con el contenido del proyecto. Me
temo que nos van a seguir mareando con la SG-20. Al menos hasta que lleguen las
elecciones. La comenzarán, seguro. Y unos días antes. Otra cuestión es cómo y
cuándo se termina. En los presupuestos de 2015 la dotación presupuestaria es
testimonial.
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