Hace unos días en
un ciclo de conferencias denominado Ética y Poder organizado por la Fundación Valsaín, que dirige Álvaro Gil-Robles,
tuve la oportunidad de ver el documental The Propaganda Game, de Álvaro Longoria. Un documental sobre Corea del Norte
que pone de manifiesto diversas técnicas utilizadas por el régimen totalitario
para manipular la verdad y avanzar en la defensa de sus intereses, y que
recuerda al despliegue de propaganda y técnicas que viene realizando aquí
Podemos desde su puesta de largo. El film cuenta con la colaboración de
Alejandro Cao de Benoa, un español que trabaja para el presidente norcoreano Kim
Jong-un. Este español es amigo, o al menos eso dice, de Pablo Manuel
Iglesias. Una vez más el líder de
Podemos converge con personajes extraños y exóticos que siembran no sólo dudas
de su consistencia ideológica sino también de su madurez personal en el sentido
más amplio.
El aparato de
propaganda de Podemos y su cohorte mediática lleva tiempo desplegando tácticas
de marketing propias de países totalitarios. Su pasión por el régimen
bolivariano de Venezuela tiene múltiples manifestaciones en su forma de actuar
y concebir la política. Podemos no sólo se limita a recoger en el programa
electoral propuestas de origen latinoamericano, como es el derecho de revocación y la supresión de los viceministros, que aquí no existen, en un claro corta pega,
sino que apuestan por crear estados de ánimo mediante técnicas de manipulación
mediática.
Desde hace tiempo
los publicistas de Podemos han asentado en la población española que el sorpasso es una realidad. Y, si no
hubiese sido por lo mal que les salió el debate televisivo, ya estarían
trasladando a la población española que van a ser el día 26J la primera fuerza política
de este país, por delante del PP. Todo vale con tal de alcanzar el poder. Todo,
incluso poner al país al pie de los caballos. Sus intereses personales están
por delante de los ciudadanos.
No hace mucho
tiempo que el líder de Podemos y su formación se erigieron en defensores de los
desahuciados y los más desfavorecidos ante la opresión de los partidos de
siempre y la vieja casta, tal y como ellos despreciaban a los políticos y
votantes de estas formaciones. En menos de seis meses el castillo de naipes se
ha derrumbado. Y hemos visto cómo estos chicos, por lo general de buena clase y
universitarios, están fuera de la realidad social. No conocen el paño. Están en
los despachos universitarios, pero no saben lo que es no llegar a fin de mes;
sufrir el paro o los problemas de habitabilidad de algunos pueblos. Son hijos
de burgueses. Y, visto lo visto, sin convicciones ideológicas ni sensibilidad
social. Sólo hacia el poder.
Pero están haciendo
mucho daño a las clases sociales más humildes, que existen. Una de las pocas
personas que estos días por la calle me confesaba que votaba a Podemos me pedía
que hiciésemos todo lo posible para que la izquierda se una. Pronto me di
cuenta de que su forma de pensar era una manifestación de sus problemas de renta
y dificultades ante la vida. No le importaba nada que los Podemos ahora se
presenten como socialdemócratas, hace unos meses como comunistas o
bolivarianos. Lo que esa persona quería era esperanza cierta. Y la propaganda
lo único que puede ofrecerle son expectativas inciertas que más pronto que
tarde derivarán en frustración.
Para quien las
ideologías hace unos meses eran cosas de trileros y ahora se aferra con fuerza
a la socialdemocracia española y al presidente Zapatero, sólo con la intención
de dividir y sembrar la discordia entre los socialistas, es un trilero. Quien
reconoce que está en estos momentos representando un papel de “lobo con piel de
cordero”, porque así se lo aconsejan los expertos en comunicación, no merece
estar en el centro de vida pública española.
Con más de 700.000
hogares sin rentas, con más de 4 millones de españoles que no tienen empleo, y
un tercio de los parados sin ningún tipo de ingreso, y además sin expectativas
económicas en el país, los españoles y los socialistas de corazón nos merecemos
un respeto. La Izquierda siempre ha sido la esperanza para los más
desfavorecidos. Este chaval al frente de esta formación política de nuevo cuño
bajo el patrocinio del PP y su derecha mediática, no deja de ser un cáncer para
los españoles que peor lo están pasando pero también para el equilibrio social,
económico, institucional, territorial y político. Podemos puede colocarnos a
todos los españoles en una posición muy difícil. La política no es un juego; es
algo muy serio. Sobre todo quienes no tienen más herramienta para la defensa de
sus intereses que su voto.
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