Si algo se requiere
en este momento ante la difícil situación social y económica que atraviesa
España es sensatez, compromiso y responsabilidad para dar respuesta a los
grandes problemas de nuestro país. El PSOE y los socialistas no sólo lo ofrecen
sino que son una garantía para abordar el futuro con éxito.
Si algo ha
caracterizado al PSOE ha sido su compromiso con España. Su historia está
estrechamente ligada a la historia de España y a la vida de los españoles. Con
sus aciertos, con sus errores, el PSOE ha puesto en marcha casi todo lo bueno
que le ha ocurrido a este país y a los españoles. La sanidad y la educación
universales, las pensiones no contributivas, la extensión de derechos y
libertades, la modernización del país tanto a nivel estructural, económico como
social, la entrada en la Unión europea… En fin, un sinfín de actuaciones que
han requerido mucho diálogo y confianza de los españoles. El PSOE ha impulsado
y desarrollado un gran proyecto social y transformador en España desde la Transición.
Ese proyecto que Alfonso Guerra catapultó con la expresión “A España no la va a
conocer ni la madre que lo parió”. Una premonición que 50 años más tarde es una
realidad.
Los que hemos
conocido la España de la Dictadura, aunque fuésemos muy jóvenes por aquella
época, tenemos más criterios para valorar suficientemente la obra de los
gobiernos del PSOE con Felipe González y Zapatero a la cabeza. La calidad de
vida y el nivel de bienestar de los españoles no tienen nada que ver con el de
aquella época, mucho más si la suerte de la fortuna te había asignado una
familia humilde en el medio rural. Nuestra forma de vida, las costumbres, la
renta e incluso los valores convergen hoy con gran parte de las señas de
identidad europea. España ya no es una isla en Europa como en algún momento
parecía. Los españoles deben mucho de ese cambio a la política reformista del
PSOE en sus dos etapas de gobierno.
Sorprende que
algunos que enarbolan la defensa del Estado del Bienestar y de las conquistas
sociales de la socialdemocracia española –del PSOE- para defender su programa
político, vituperen a los socialistas y
a sus siglas. Un despropósito acompañado de enajenación mental. No se
entendería que al mismo tiempo que se echa “cal viva” en el Parlamento español
al presidente más emblemático del PSOE y al mismo tiempo que se echan flores a
Zapatero, no se ha tenido ningún rubor en criticar la modificación que impulsó del
artículo 135 de la Constitución española para garantizar la financiación de
nuestros acreedores europeos para que los pensionistas pudieran cobrar las
pensiones, los funcionarios su sueldo y las empresas pudieran contar con
recursos para continuar su actividad y evitar el deterioro aún mayor del
empleo.
Sin duda, estos que
unos días son comunistas, otros peronistas, otros socialdemócratas y otros lo
que toque, no están bien. Tan pronto dicen preocuparse de los más
desfavorecidos, como unos días más tardes les preocupa intentar conseguir el
control de los espías, el ejército y desvariar con toda la energía que haga falta,
utilizando la propaganda y el patrocinio de la derecha su situación mediática;
o si lo prefieren su instrumentalización de la derecha para dividir la
izquierda.
La sensatez y
responsabilidad socialista contrasta con la de esta gente que quiere usurpar
ante la opinión pública su obra. Los militantes socialistas han antepuesto ante
todo su generosidad y capacidad de diálogo a todo. Son personas de bien. Su
acción política se ha dirigido siempre a la búsqueda del interés general por
encima del interés personal. Hemos
tenido siempre vocación de servicio público. Y tenemos una paciencia infinita, y la
seguiremos teniendo, contra quienes desde el año 21 del siglo pasado están
obsesionados contra nosotros. Pero nuestra obra y nuestro reconocimiento por parte
de los españoles se verá reflejado una vez más el próximo día 26 J. No tenemos ninguna duda.
El PSOE es el
partido que más se parece y mejor representa al pueblo español. Su sensatez,
responsabilidad y compromiso es lo que necesita España para conseguir una
recuperación justa, corregir las desigualdades y mantener y perfeccionar el
Estado del Bienestar.
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