Nos encontramos en la primera fase del proceso de
negociación para la investidura del presidente del Gobierno. Todos los partidos
velan armas y algunos cuentan con una agenda oculta y una hoja de ruta que irán
explicitando a medida que avance el proceso. E incluso se puede ir acomodando
en función de las reacciones sociales. Hay que tener en cuenta que pueden
transcurrir dos meses desde el primer pronunciamiento hasta que cristalice el
proceso. La primera votación se celebrará previsiblemente en la tercera semana
de enero con la propuesta del líder del PP.
Todo indica que es posible ir a unas elecciones
anticipadas, que en ningún caso contribuirán a clarificar el proceso, y que nos
pueden situar ante el abismo. Los ciudadanos demandan una respuesta a sus
problemas. El problema es cómo resolver la cuadratura del círculo. Difícil.
Pedro Sánchez afirmaba en el último Comité Federal del
PSOE que “será un fracaso colectivo de la democracia si son necesarias nuevas
elecciones generales por falta de entendimiento. Los españoles nos han pedido
diálogo y acuerdo”, a la vez que recordaba que “era necesario anteponer los
intereses de España en todo momento a los intereses de partido”.
La Resolución de la Comité Federal del PSOE pide que
se explore cualquier solución desde la izquierda que mantenga la unidad de
España. El PSOE votará en contra del PP y de Rajoy. Y ha definido su hoja de
ruta en torno a ocho puntos que recogen el ideario del partido.
El PP está abogando por la “gran alianza”. Un Pacto
con el PSOE y C’s. Un pacto al estilo alemán. La diferencia es que España no es
Alemania y las heridas de gobierno del PP en la sociedad están muy presentes.
La oferta del PP tiene como finalidad desgastar al PSOE ante la ciudadanía.
C’s se ha convertido en la muleta del PP. Las cartas
venían marcadas desde el apoyo del IBEX-35. Su gran preocupación es la
convocatoria de elecciones generales. Humo se vende una vez; no dos. Y pueden
irrelevantes ante esa hipotética convocatoria.
Podemos hace puro teatro. Está cautivo de los
independentistas catalanes. Su único objetivo es fumigar al PSOE. No son un
partido de gobierno. La inconsistencia y la demagogia abundan. Tienen
convicciones firmes para posiciones cambiantes. Su mejor reflejo, la Grecia de
Tsipras.
Este es el aviso ante el que se encuentran los
partidos representativos, pero en definitiva los ciudadanos. Cualquier solución
ha de pasar por anteponer la estabilidad del país y los ciudadanos a la de los
partidos y sus dirigentes. Algunos han empezado mal, muy mal. La negociación
exige no descomponer la compostura nunca, y sobre todo secuenciar bien las
actuaciones para converger en lo fundamental. ¡Suerte para España!
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