Si por algo se han caracterizado los gobiernos de Aznar y Rajoy en la
España democrática frente a los gobiernos socialdemócratas ha sido porque han
ejercido “poder”. En su acción de gobierno no se han andado con chiquitas; han
ido al control y dominio de aquellas estructuras y acciones que les
interesaban. Sólo así su capacidad de influencia era precisa y certera.
Los gobiernos socialistas han sido, por el contrario, más ‘timoratos’.
Han centrado su acción de gobierno prioritariamente en la gestión de lo público,
pero sin ánimo de dominio y control. La Administración ha sido su plataforma de
trabajo y la tecnoestructura de la Función pública, su sala de máquinas. Los
resultados han sido notables, sobre todo en materia de bienestar social y vertebración
territorial.
Los populares siempre nos han sorprendido con su agenda tácita. Sus
mayorías absolutas han sido sus principales enemigas de cara a la aceptación
popular. En esta última legislatura hemos podido comprobar cómo una de sus
principales acciones políticas fue dirigida al control de la radio televisión
pública, pero también al control indirecto de otros medios de comunicación; la
regulación ha llevado, en muchos casos, un marchamo de clase abocada a la
defensa de sus grupos de interés, y también de los resortes que les permitiese
mandar en las cuestiones que les
interesa.
El PP aplica en el gobierno el viejo estilo de muchos alcaldes con
cultura caciquil en el medio rural: mandar y controlar todo como principio
esencial de actuación. La gestión de los servicios y de la Administración es un
tema secundario. Bajo este axioma los ciudadanos ocupan un papel secundario,
centrando su actuación en lo que interesa al partido y sobre todo a sus
dirigentes.
En esta última etapa de gobierno el PP ha ejercido el poder de manera
plena desde el minuto cero. Su objetivo era dividir a la izquierda, y lo han
conseguido. Los resultados de este último domingo así lo ponen de manifiesto.
Pero es cierto que también la estabilidad que proporciona el bipartidismo se ha
volatilizado en parte. Y a su vez el Ibex-35 les ha roto su estrategia con la
aparición de un grano en la derecha. Y es que no es fácil cubrir todos los
flancos que exige la acción de poder. Esperemos que el sistema se estabilice lo
antes posible por el bien de la ciudadanía, y la cultura de “poder” se
sustituya por la cultura de “gestión”.
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